domingo, 21 de diciembre de 2008

Una pequeña introducción al idioma sueco (I): los suecofineses


Como dijimos en los primeros posts, y como ya habrán comprobado, este blog no va a tratar en exclusiva de música, sino de otros aspectos que permitan a entender la figura de Jean Sibelius y el contexto en que se movió. Por ello, y dado que próximamente vamos a hablar de us canciones, escritas en su mayoría en sueco, veo necesario dar unos apuntes relativos al idioma. Y no tanto sobre el idioma en sí, sino también sobre el papel del sueco en la Finlandia de la época de Sibelius y las notas juntos del idioma, que permitan al lector poder seguir los textos adecuadamente (que proporcionaremos siempre que nos sea posible).

Como ya señalamos en el post dedicado al Día de la Independencia (
http://sibeliusencastellano.blogspot.com/2008/12/hoy-tambin-es-da-de-fiesta-en-finlandia.html), el Reino de Suecia colonizó la actual Finlandia, y la tomó como parte de sus propios dominios. Los colonos se convirtieron en sus dirigentes políticos y religiosos, y mantuvieron la lengua de la metrópoli con apenas cambios, así como una continua relación con ellos.

No hubo nunca una persecución lingüística propiamente dicha, pero el finés permaneció como lengua oral y de los estratos más populares. Sólo tuvo una dimensión escrita bajo las ideas de la Reforma Luterana, cuando Mikael Agricola (c.1510 - 1557) tradujo la Biblia al idioma del pueblo.

Sin embargo, los descendientes de los colonos suecos (y nuevos y continuos emigrados) siguieron siendo los protagonistas de la sociedad finesa, por lo que el sueco siguió siendo el idioma de las clases superiores y medias, así como la lengua de la cultura. Cuando en 1815 Finlandia pasa a ser parte del Imperio Ruso, estas clases, y una parte de ascendencia finesa (se calcula que un 8% frente a otro 8%) habla el sueco como lengua materna, lengua que sigue siendo la administrativa y cultural. Sin embargo los rusos, pensando disminuir la influencia política y social que seguía emanando de Estocolmo, animan a las autoridades finesas a impulsar el idioma finougrio y la cultura popular en él expresado.

Esto, como ya contábamos, tiene un doble efecto. Por una parte la extensión de todo el país de escuelas finesas, que pronto tendrán la misma categoría, incluso superior, a las suecas. El creciente nacionalismo reivindicará el uso de la lengua y sus tradiciones. Por otra, los suecofineses se ven cada vez más acorralados por las autoridades rusas, y serán los más ardientes defensores del nacionalismo y de la independencia de Finlandia.

Lo cierto es que el choque entre ambas visiones del nacionalismo y los sectores de la población que las apoyaban era inevitable, aunque compartieran el mismo ansia de verse libres del yugo ruso. En el último tercio del siglo XIX estas corrientes se convierten en dos grupos bien organizados: el movimiento "Svecoman" de suecoparlantes y el "Fennoman", de finoparlantes, de enorme trascendencia social hasta el punto que fueron el origen de ideologías y partidos políticos que aún permanecen hoy en día.

En la wikipedia tenemos dos interesantes artículos sobre los dos movimientos, aunque sólo en la versión en inglés:
http://en.wikipedia.org/wiki/Svecoman
http://en.wikipedia.org/wiki/Fennoman

En algún otro momento hablaremos de la relación de ambos con Jean Sibelius (ya que fue curiosamente parte de los dos: un suecoparlante que recibió gran parte de su enseñanza reglada en finés, y que frecuentó a intelectuales Svecoman y Fennoman).

Los dos grupos lucharon por la independencia, por lo que el acuerdo sentenció la polémica de una Finlandia suecoparlante o finoparlante: la Constitución de 1918 garantizó el bilingüismo. Pero la realidad es que la población suecofinesa fue perdiendo su protagonismo político y social, e incluso disminuyendo de número (hoy son menos del 6%). Curiosamente en Finlandia permanece el tópico del mayor status social y económico de esta población, lo que ya no se corresponde con la realidad.

Tras la Constitución las polémicas fueron decreciendo y hoy existe una solución de compromiso que ha permitido un bilingüismo consecuente con la realidad de la lengua materna, que nada tiene que ver con un asunto de identidad o nacionalidad. Los suecofineses se sienten plenamente fineses, pero finlandeses que no tienen el finés como lengua principal, que conocen y respetan en cualquier caso. Reivindican además la cultura finesa hecha en sueco, su literatura, sus tradiciones, su folclore...

(Para ampliar más de nuevo recurrimos a un artículo en inglés de la wikipedia:
http://en.wikipedia.org/wiki/Swedish-speaking_Finns)

Las leyes actuales llevan el bilingüismo administrativo y educativo al nivel local: un número mayor a 3.000 habitantes o más de un 8% de hablantes de una lengua para ser localidades bilingües. Si la cifra fuera menor al 6% se impone en monolingüismo. Eso hace que en Finlandia haya localidades y distritos donde la única lengua oficial es el sueco (caso especial es el de las Islas Åland, autónomas aunque pertenecientes a Finlandia), otros bilingües (ya haya mayoría suecofinesa o no, el caso más importante es el de Helsinki), aunque en casi toda Finlandia la única lengua oficial es el finés.

Lo cierto es que la población suecofinesa y los distritos suecoparlantes se concentran en zonas muy localizadas de las costas oeste y del sur del país, lo cual no deja duda sobre su origen en la colonización sueca.

En azul oscuro los distritos actuales monolingües en sueco, los restantes tonos de azul los bilingües según su mayoría de suecoparlantes o finoparlantes.


Si visitan Helsinki, por ejemplo, pueden comprobar que los nombres de la calles están en los dos idiomas, las películas en finés en los cines están subtituladas en sueco, y uno de los canales de la televisión pública Yle ofrece su programación en sueco.

Un partido político, surgido en 1906, trata de representar en el Parlamento Nacional los derechos de esta comunidad, el llamado "Partido del Pueblo Sueco". Si en la actualidad los suecofineses representan un 5,5% del total de finlandeses, este partido obtuvo en las últimas un 4'5% de los sufragios, podríamos pensar que prácticamente toda la comunidad vota a este partido. Pero lo cierto es que son muchos los finoparlantes que los han votado históricamente por su posición política (un centro-derecha liberal), y su vocación de partido bisagra, apoyando indistintamente a la izquierda o a la derecha en el poder.

Creo que estas líneas dejan claro la dimensión de esta pequeña pero importantísima parte de la población finesa (también habrá lugar a hablar algún día sobre la otra minoría étnica y lingüística, los lapones, aunque tengan mucho menos que ver con Sibelius que los suecofineses).

La
próxima entrega la dedicaremos a dar unas notas mínimas sobre el idioma sueco en sí.

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