lunes, 26 de enero de 2009

Kullervo (10): la historia posterior a su estreno

El estreno de la sinfonía "Kullervo" opus 7 de Jean Sibelius el 28 de abril de 1892 fue un éxito absoluto, uno de los más grandes de su carrera. El rumor y la prensa hablaban de una gran obra basada en el "poema nacional", el Kalevala, y la noticia se había extendido por todo Helsinki. La obra fue contemplada desde ese momento como netamente finesa, quizá la primera de ese estilo (cosa no del todo cierto), una obra además de la altura de la música occidental (la Novena Sinfonía de Beethoven había sido estrenada por Kajanus apenas cuatro años antes). El aplauso fue casi unánime, a pesar de que podría haber sido una obra que desconcertara (así lo hizo, sin embargo, con alguno de los presentes, como el crítico Leonard Salin) a un público aún acostumbrado a un repertorio menos arriesgado.

Sin embargo indudablemente que el "nuevo sonido" que había logrado Sibelius, con el que se identificaba la audiencia, había calado muy hondo, además de la intensidad y el dramatismo de su música. Nuestro autor se convirtió desde aquel momento en una celebridad, con casi su primera obra estrenada en público. Andrew Barnett recoge los siguientes testimonios, que vienen a confirmar el sentimiento que generó la sinfonía:

- Axel Törnudd (compositor y pedagogo): " fue una erupción volcánica".
- Oskar Merikanto (compositor, crítico y posterior amigo de Sibelius): "las conocíamos [esas melodías] como propias, aunque nunca las hubiéramos escuchado antes". [Sibelius] "ha dado un gran paso hacia delante con este trabajo, y al mismo tiempo, lo ha dado el arte finés hacia un futuro altamente prometedor." "La composición entera es, debido a su contenido finés, la obra más impresionante y poderosa jamás venida de una pluma finlandesa".
- Juho Ranta (miembro del coro del estreno): "aunque, al menos a nivel consciente, no había oído en la música cualquier fragmento de piezas familiares, fue entonces como algo que hubiera escuchado mucho antes". Era música finlandesa".

El concierto fue repetido al día siguiente, y el día 30 Kajanus dirigió "Kullervo va a la guerra" en un concierto popular, una pieza con el que el afamado músico pareció sentir gran predilección.

Es falsa la afirmación de que tras esas interpretaciones Sibelius decidiera retirar completamente la pieza. Lo cierto es que tras ellas su amigo el literato Adolf Paul tomó la partitura para mostrársela en Viena al gran director Felix Weingartner. Aunque desconocemos las gestiones exactas, sin embargo no parece que la obra interesara. El caso es que la partitura desapareció durante unos meses, en los cuales Sibelius se casó finalmente con Aino Järnefelt y marchó de luna de miel a Karelia, donde escucharía de nuevo ancestrales melodías, y donde comenzaría nuevas obras.

Relacionado con este intento está el arreglo del "lamento de Kullervo" para barítono y piano en traducción alemana de un tal Franz Anton von Schiefner. En cambio, los arreglos para coro masculino y piano de los movimientos tercero y quinto datan posiblemente de antes del estreno, posiblemente material de ensayo, ya que existen elementos algo diferentes.

Pero la partitura vuelve a Finlandia, y en marzo el propio Sibelius dirige tras nuevas interpretaciones completas. Parece que la obra entonces ha perdido el furor nacionalista y modernista con la que fue acogida inicialmente, y el público comienza a hablar en negativo de sus disonancias y desorganización. Lo cierto que el propio Sibelius en un año había avanzado considerablemente en conocimientos musicales, y pensó en aquel momento que la partitura ha quedado ya atrás. Era hora de afrontar nuevos retos. La partitura se guardó, y no se volvió a interpretar completa hasta después de su muerte. Pero lo cierto es que la historia de la obra dentro de la vida de nuestro genio no se acaba aquí. Ni mucho menos.

No se sabe en qué momento la partitura pasó a manos de Kajanus, pero lo cierto es que en 1905, después de los sucesos del llamado Domingo Sangriento en San Petersburgo, el director desempolvó la obra, y volvió a interpretar "Kullervo va a la guerra", en un concierto de música exclusivamente finesa y una intención nada disimulada.



"Kullervon sotaanlähtö ("Kullervo va a la guerra", 1901), de Akseli Gallén-Kallela

Entre 1910 y 1913 nuestro autor planea revisar diversas obras de la década final del siglo XIX: Tulen Synty opus 32, el Impromptu opus 19, la Música para la Celebración de la Prensa... también echa un vistazo en su mente a "Kullervo", y concibe la revisión de los movimientos segundo, cuarto y quinto. En 1913 llega incluso a prometer al editor danés Gunnar Hauch que pronto la editaría, tras revisarla. No se sabe exactamente por qué no lo hizo, al contrario que las obras anteriormente citadas. Quizá simplemente no pudo hallar la partitura. O tal vez considerara que sería un trabajo enorme, que le llevaría más tiempo que el que usó en escribirla. O quizá, en un momento en el que estaba creando obras tan visionarias como la Cuarta Sinfonía, esta vuelta al pasado más lejano no le motiva tanto...

En 1912 se celebra el 20 aniversario de la obra, que ya era vista como punto de partida de la carrera de Sibelius con una serie de conciertos especiales. En la Sala Popular Kajanus le ofrece una corona de laurel y le da la "gracias por estos 20 años". Tres años más tarde, el genial director realiza una serie de declaraciones al periódico Hufvudstadsbladet - 15 de agosto de 1915-. Entre esas declaraciones enumera una lista de sus mejores composiciones, como "Aino" y "Kullervo". Al leer el texto Sibelius pensó que Kajanus se estaba atribuyendo la autoría de su sinfonía, pero lo cierto es que el director hablaba de su "Marcha fúnebre de Kullervo". Días más tarde Kajanus pidió perdón por la confusión, y reveló que la partitura de la sinfonía seguía en su poder, aunque permanecía traspapelada. Lo cierto es que por las palabras de Kajanus se puede pensar que estaba ciertamente asustado por si hubiera podido perder realmente la obra de Sibelius, de la que en principio no había otra copia. Por suerte la encontró y en unos meses la donó a la Biblioteca Nacional de Finlandia, donde permanece, dando oportunidad a los investigadores de ver esta obra. Sin embargo eso no significó que Sibelius diera difusión a la obra.

Fueron varios los estudiosos y músicos los que pudieron acceder entonces a la partitura. Erik Furunjelm, autor de su primera biografía, suspendió la elaboración de ésta hasta después de echar un vistazo a la obra. Los directores Cecil Gray y Olin Downes le demandaron también una copia, con la intención de intentar arrancar al compositor la posibilidad de la ejecución.

Un nuevo arreglo con piano del "lamento de Kullervo" llegó en 1917, realizado como complemento al semanario musical Säveletär. Sibelius volvió al arreglo en alemán, pero esta vez utilizó el texto original en finés. Así tuvo que readaptar la línea vocal, sin que ésta fuera idéntica al del tercer movimiento de la sinfonía, que no estuvo en manos de su autor.

En 1919, poco antes de su muerte, su gran amigo Axel Carpelan le demanda su edición completa. Pero Sibelius no complace el deseo. Estaba claro que nuestro autor no permitiría, al menos fácilmente, la interpretación de la obra.

Los mitos del Kalevala siguieron alimentando la imaginación de muchos artistas posteriores a Sibelius: en 1920 el compositor Armas Launis (nacido en la misma población que Sibelius) estrena su propio "Kullervo" en forma de ópera. Aino y su hija Katerina acuden al estreno, que fue un éxito. Entonces nuestro autor reflexiona acerca de su obra, lamentando cómo había quedado en el olvido, y cómo sus planes de una ópera kalevaliana nunca habían fructificado.

El Kalevala fue la excusa para una interpretación parcial años más tarde, con un Sibelius ya retirado de la composición activa. En 1935 se celebraba el centenario de Kalevala, y Georg Schnéevoigt quiso resucitar algunas de las obras de Sibelius que el autor había retirado de la circulación. Los días posteriores al Día del Kalevala se ejecutaron entre otras las dos primeras leyendas (también retiradas de circulación) de Lemminkäinen opus 22, y el 3 de marzo el tercer movimiento de Kullervo en la nueva Sala de Exposiciones de Helsinki, con el tenor Wäinö Sola en el papel de Kullervo.

Olin Downes suplicó a nuestro autor el permiso para tocar la obra en Norteamérica, aprovechando que el Coro de la Politécnica de Helsinki se hallaba de gira. El 5 de septiembre, Sibelius le remite una carta que expresa perfectamente su idea final de la obra: "tengo todavía un sentimiento muy profundo por esta obra de juventud mía. Quizá tenga en cuenta el hecho de que no me gustaría que se interpretara en el extranjero durante una era que me parece muy remota a lo que el espíritu de "Kullervo" representa. Aunque me doy cuenta que "Kullervo" incluso con su posible debilidad tiene un valor histórico al menos dentro de mi propia producción, no estoy seguro de que el público moderno pudiera ser capaz de situarlo en la perspectiva adecuada."

Para conmemorar el 90 aniversario del autor (1955), Ole Endgren dirigió en Turku el cuarto movimiento de nuevo.

El último contacto de Sibelius con la obra se produjo en el mismo año de su muerte. En 1957 nuestro autor realizó un par de arreglos de su propia música el barítono-bajo Kim Borg "Komm nu hit, död" opus 60 nº1 (arreglo del acompañamiento en versión orquestal), y un nuevo arreglo del "lamento de Kullervo" con acompañamiento de orquesta de cámara, que suaviza y refina el sonido instrumental, añadiendo un pequeño motivo introductorio y unos majestuosos acordes finales. La obra se estrenaría en la Semana Sibelius de aquel mismo año.

Apenas nueve meses después de la muerte de Sibelius, y de nuevo dentro de la Semana Sibelius, su yerno Jussi Jalas dirigió la primera interpretación completa de Kullervo desde 1893, en privado el 12 de junio de 1958, y en sesión pública al día siguiente. Se rompería de esta forma la prohibición, aunque nadie lo vio ni lo puede ver aún como una traición al compositor, demasiado hipercrítico con sus obras, en especial con las de la juventud. Sin duda ese día Jalas hizo un gran servicio a todos los sibelianos.

Sin embargo la difusión de la obra fue mucho más lenta de lo que se podría pensar. La publicación tendría que esperar hasta 1966 (Breitkopf & Härtel), y la primera grabación hasta 1968 (por Paavo Berglund). Sin embargo, no fue hasta el resurgir sibeliano de los años 80 cuando la obra empezó a cobrar la importancia que se merecía. Aún así la obra seguía teniendo el halo de "esencialmente finlandesa", y le costaba enormemente salir del país nórdico. Poco a poco sin embargo, gracias a sibelianos de todo el mundo, la obra rompió sus barreras y sonó con el mismo éxito fuera de las fronteras, aunque es raro que un director finés, y mucho menos unos cantantes no fineses, se atrevan con "Kullervo" Sin duda una de sus obras maestras, a pesar de sus "pecados" de juventud. Pero de esto ya hablaremos en el post siguiente.
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Capítulo 1: historia completa en el Kalevala
Capítulo 2: Sibelius compone su sinfonía "Kullervo" (1891-92)

Capítulo 3: I. Introducción
Capítulo 4: II. La juventud de Kullervo
Capítulo 5: III. Kullervo y su hermana (texto)
Capítulo 6: III. Kullervo y su hermana (análisis)
Capítulo 7: IV. Kullervo va a la guerra
Capítulo 8: V. La muerte de Kullervo (texto)
Capítulo 9: V. La muerte de Kullervo (análisis)

Capítulo 11: valoración global de la obra
Capítulo 12: discografía

2 comentarios:

  1. Este blog es excelente!
    Una estupenda fuente de información para los que estamos interesados en el tema.
    Pero cuidado con las calificaciones de las grabaciones. Esta obra es tremendamente difícil de interpretar por su aparente sencillez. La grabación de Panula es para mí la mejor con diferencia. Y además la más barata.
    Enhorabuena por tan excelente trabajo de recopilación!

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  2. Muchas gracias por sus palabras, me alegro de que le guste y le animo a que siga leyendo estas líneas.
    Me gustaría discutir sin embargo lo que dice usted sobre la dificultad de la obra y respecto a las calificaciones de las grabaciones. Sobre la dificultad de "Kullervo", es obvio que no es obra sencilla, ni aparente ni ostensiblemente. La ambición de Sibelius ante uno obra de estas dimensión con su pequeña experiencia sinfónica y sinfónico-coral es obviamente desmesurada ante las dimensiones planeadas, y hay varios momentos en que esto se hace evidente. Como escribí en los artículos Sibelius pensó siempre una revisión de la obra, y no volvió a permitir su ejecución completa ni una publicación. Un simple vistazo a la partitura nos muestra una obra muy compleja, con dinámicas extremas, ritmos cruzados muy dificultosos, excesos de dificultad en ocasiones... A pesar de todo ello la inspiración la convirtió en una obra maestra, a pesar de estos "pecados de juventud" técnica.
    En cuanto a las críticas de grabaciones se procura siempre ser lo más objetivo posible, lo cual no sólo se hace teniendo más en cuenta que nada criterios técnicos (fidelidad a la partitura y al estilo, sonoridad, interpretación), y procurando observar otras críticas. En esta búsqueda de objetividad uno renuncia incluso a sus "versiones favoritas". En este caso, sin especificarlo, le diré que dos de las versiones bajarían varios puesto de acuerdo a mis gustos personales, pero en vista de sus valores técnicos y la impresión generalizada, los muestro ahí.
    Lo cierto es que la versión de Panula, vista con estos criterios, es bastante más floja que las demás señaladas, junto con de Rasilainen, aunque como señalé y como también señala usted el precio la convierte en una excelente opción.
    Muchas veces tenemos predilección por una determinada grabación por causas más subjetivas: por nuestro propio ideal sonoro, por ser con la que conocimos la obra (a quien le escribe le sucedió con la versión Ferras / Karajan del Concierto para Violín), por nuestra predilección para con los intérpretes... Pero es una impresión subjetiva, en la que interviene el gusto. Yo me veo obligado a suprimirlo en la medida de lo posible y ofrecer unas calificaciones según lo que ofrece la grabación respecto a la obra. "¿Cuál son las grabaciones que más se ponen al servicio de lo que pretendía Sibelius cuando escribió la obra?" es la pregunta que está respecto a las críticas.
    Por ello esa grabación de Panula obtiene menos calificación. Siento si usted no se siente reflejado, pero le animo a que escuche las demás detenidamente si tiene oportunidad, y ya verá como empieza a comprender lo que he pretendido con las calificaciones.
    Por supuesto el gusto el libre, y podemos disfrutar más de grabaciones que nos dicen que no son tan buenas (y viceversa), todos tenemos muchos casos de esto.
    Pero lo calificado aquí creo que se ajusta a lo que es objetivo de acuerdo con los criterios que nos hemos propuesto. Si no, le animo a que busque otras opiniones en otras discografías y comprobará que coinciden bastante si no en su mayoría con lo expuesto así.
    Un saludo, y le agradezco sus opiniones, espero poder intercambiar más discusiones, siempre constructivas y edificantes con usted cuando lo desee, a través de estos comentarios o del correo electrónico que tiene usted a la derecha de la página.

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