viernes, 15 de mayo de 2009

Música para las Celebraciones de la Prensa JS.137 (3): preludio y cuadros del I al III

La Música para las Celebraciones de la Prensa ("Musiikkia Sanomalehdistön päivien juhlanäytäntöön" o"Sanomalehdistön päivien musikki" en finés) está estructurada, como ya anunciamos en un preludio para convocar al público y seis movimientos que antecedieron a cada uno de los cuadros históricos, más cuatro compases que se ejecutaron en el cuadro quinto. En el presente post hablaremos del preludio y los tres primeros cuadros. Además explicaremos los hechos de la historia de Finlandia que se reflejan en la obra, en una doble perspectiva: la simbología que se le quiso dar en esa Finlandia del Manifiesto de Febrero como la historia real tal y como los ve la historiografía actual.

Preludio
Andante (ma non troppo)

Escrito para viento y percusión en exclusiva, la pieza se mueve a través de solemnes figuras y pesados acordes, alternando con ritmos anapésticos más ágiles. La música vacila entre los modos mayor y menor, dando una sensación agridulce, pero sin perder nunca el carácter un tanto ritual de este preludio. Todo se rompe forma dramática por una fanfarria belicosa ¿un símbolo del propio Manifiesto de febrero? Tal vez, pero en cualquier caso en un sentido abstracto, ninguna de las piezas de la obra tienen un carácter directamente programático o descriptivo. Su intención es crear una atmósfera musical que anteceda a la representación.

El fin de este fragmento en concreto era acallar al público para que el espectáculo pudiese comenzar, al estilo de las primitivas sinfonías de ópera, pero al parecer falló en este propósito, hecho que disgustó al compositor. Formó parte de una primitiva "suite histórica" como extracto de concierto (junto a las piezas que formarían las Scènes historiques I opus 25 y Finlandia opus 26), pero finalmente no se incorporaría a ella, seguramente siguiendo el criterio de Kajanus o bajo el recuerdo amargo de la experiencia del día del estreno.

El experto sibeliano Kari Kilpeläinen ha relacionado el pequeño poema sinfónico Tiera JS.200 (Tiera es un personaje del Kalevala), escrito para metal y percusión, con la Música para las Celebraciones de la Prensa. Es posible en tal caso que tuviera relación con el preludio en particular (¿una concepción primitiva del mismo?).

I. Väinämöinen ilahduttaa laulullaan luontoa, Kalevan ja Pohjolan kansaa (Väinämöinen encanta a la naturaleza, y a las gentes de Kalevala y Pohjola, con su canción)
Allegro con moto - Largo - Tempo I - Più allegro - Più moto - Molto vivace

En este cuadro se evoca el pasado mítico y pagano de Finlandia. Para la mentalidad del nacionalismo cultural de la época esto significa el tiempo del Kalevala. "Väinämöinen aparece sentado en una roca tocando el kantele. No sólo los habitantes de Kalevala y Pohjola escuchan encantados, sino también los poderes de la naturaleza" (según una crítica aparecida en el diario Hufvudstadsbladet del 5 de noviembre, que reproduciremos en cada número).


Pinturas prehistóricas en Astuvansalmi. Fotografía de Ohto Kokko

Este mundo mítico poco tiene que ver con la historia real de Finlandia, ya que, aunque se cree que los relatos del Kalevala tienen una base efectivamente prehistórica, la forma en la que ha llegado es muy posterior, los dioses se ha humanizado (convertidos o fusionados con héroes), y el paganismo convertido en un lejano eco.

Muy poco se sabe de los fineses antes de la llegada de los suecos en el siglo XII, con los que llegaron también los primeros relatos realmente históricos. Hay asentamientos hacia el 8500 a.C, aunque las grandes migraciones no penetraron en la región hasta algún momento entre el 4000 y 1500 a.C. Se discuten aún si eran finougrios o indoeuropeos, porque su cultura parece ser de origen indoeuropeo (incluyendo la introducción de la agricultura), produciéndose en esta hipótesis el proceso de "finlandialización" durante la edad del Bronce (1500-500 a.C.).

Es desde luego un misterio la relación entre la lengua y el origen genético de los finougrios, dándose la peculiaridad de que lingüística y genéticamente los fineses están muy separados de los indoeuropeos, aunque hay trazas en ambos campos de algún contacto muy primitivo (los pueblos más cercanos, aun siendo tremendamente lejanos, serían los del centro de Europa y la población flamenca de Bélgica, hecho bastante sorprendente), a pesar de la similitud física evidente. Un verdadero enigma, del que ya hablaremos en alguna otra ocasión.

Durante la Edad del Hierro (500 a.C. - 1150 d.C) los pueblos finougrios permanecen aislados del resto de la historia Europea. Hubo sin embargo muchos contactos, desde sus vecinos bálticos y escandinavos hasta viajeros más lejanos, llegándose a mencionar por vez primera en la obra "Germania" de Tácito (año 98 d.C), en la que se habla del pueblo de los "fenni" ("fennos" en la versión castellana). La primera mención a un nombre similar a "Finlandia" se encuentra en una inscripción rúnica en piedra, en Suecia, de c.582, bajo la forma "Finlont". La forma definitiva, "Finland", significaría "Tierra de los Finn".

Muy poco sabemos de la realidad de estos pueblos, que en ningún momento parecían tener una organización estatal, y que eran agricultores (fundamentalmente en el sur y en el oeste) y pastores (en el resto), comerciando con sus vecinos en ocasiones, pero ajenos al devenir de la historia del resto de Europa.

Para Sibelius sin embargo ese pasado misterioso se dejaba sentir en el folclore recogido en el Kalevala, y esa memoria ancestral llegaba al finlandés de 1899 de esta forma tan hermosa.

La pieza musical es breve, y se basa en ágiles y enérgicas melodías de carácter claramente modal (el modo lidio en particular), en un estilo más propio del periodo kalevaliano que del romántico de esos años. A las figuras de notas rápidas, que constituyen obstinati y motivos de aura, se alternan fragmentos lentos y más dramáticos. Esta pieza pasó a las Scènes historiques I como "All'overtura", y ya la analizaremos más en profundidad cuando hablemos de dicha suite.



II. Suomalaisia kastetaan / Suomen kansa tulee kristityksi (Los finlandeses se cristianizan)
Andante (ma non troppo lento)

"El obispo Henrik bautiza a un joven jefe de clan finlandés y otros aguardan el bautismo" (durante el cuadro, tres ángeles donan simbólicamente una cruz, una palma y la Biblia).

Frente a la herencia pagana y mitológica, este cuadro recuerda la herencia cristiana, que es también la herencia sueca. Hacia el año 1150, el obispo Henrik (san Enrique de Uppsala) protagonizó la llamada "Primera cruzada a Finlandia" bajo órdenes de Erik, rey de Suecia.

Según la leyenda, Henrik fue asesinado por un campesino excomulgado llamado Lalli sobre la superficie helada del lago Köyliö. La Iglesia canonizaría al obispo, y el rey sería considerado también como santo popular en el reino de Suecia desde el final de la Edad Media (como Erik el Santo).

San Enrique es asesinado por Lalli. Acuarela de C.A. Ekman (1854)

Sin embargo gran parte de los sucesos de aquella cruzada son considerados leyenda: parecen tan sólo un eco de expediciones de Suecia contra la influencia de la República de Novgorod. La misma existencia del santo ha sido cuestionada, ya que no aparece en las primeras crónicas del siglo XIII. En cualquier caso ciertamente de esa época (o incluso anteriores) datan las primeras misiones colonizadoras y cristianizadoras, que no son estables hasta un siglo después, cuando el Reino de Suecia y su religión (términos que van siempre unidos en la mentalidad de 1899) se establecen en la costa oeste y sur de Finlandia.

La cristianización se impulsó a través de otras dos campañas, llamadas respectivamente Segunda y Tercera Cruzadas Suecas, y se extendió a otros pueblos finougrios (karelios, lapones, ingrios, livonios, etc.), estableciéndose casi definitivamente la frontera oriental de Finlandia, entonces parte del Reino de Suecia.

En cuanto a la cristianización en sí dependió mucho del lugar. Las áreas urbanas y/o las más influidas por Suecia se convirtieron plenamente, pero muchos de los campesinos y los pastores nómadas mantuvieron creencias paganas, a veces disfrazadas en relatos folclóricos, como se recogería en siglo XIX en el Kalevala. Hay informes de paganismo incluso en ese siglo XIX, a pesar de la continua presión evangelizadora de la iglesia luterana.

Al asumir la identidad sueca y cristiana, Finlandia asumía uno de sus componentes identitarios (junto al proveniente mundo ancestral del mitifica el Kalevala), recogido perfectamente en este cuadro histórico.

Musicalmente se basa de nuevo en coloridos modales, si bien de índole distinto al número anterior, al predominar el dórico. La notas son largas y sin definición rítmica, lo que lógicamente nos remite a un tema gregoriano, armonizado sin embargo como un coral luterano. Las sonoridades son pesadas y graves, densas (adelantando el comienzo de "Finlandia despierta"), siempre muy solemnes, que junto a un toque de campana dejan claro el carácter religioso de la pieza. El planteamiento es muy similar al de la pieza paralela de la "Música para la Asociación de Estudiantes de Viipuri" JS.115 (más conocido como "Karelia"), la primera de varias similitudes entre ambas obras sobre cuadros históricos.

Sensacional pieza atmósferica, la más extensa de la obra. No llegó, sin embargo, a la suite, sin duda por estar demasiado comprometida con la representación y carecer por tanto de mucho sentido fuera de ella.


III. Juhana herttuan hovista (Escena de la corte del duque Juan)
Quasi tempo di menuetto


El tercer cuadro presenta unas festividades en las que el duque de Finlandia Juan expresa su amor por Finlandia y su deseo por la felicidad de todo el territorio.

La escena está ambientada en el castillo de Turku (Åbo en sueco), capital de la Finlandia sueca, durante el mandato del duque Juan, hijo del gran rey Gustav Vasa, quien llevó el protestantismo a su país. El duque llegaría a ser el rey Juan III de Suecia.

El mandato de Juan sobre Finlandia (1556-1563) está marcado por el enfrentamiento con su medio-hermano Erik XIV, por entonces rey. Sin duda esta lucha, bajo el punto de vista del nacionalismo de la obra, fue interpretada como una visión de la singularidad propia de Finlandia frente a Suecia.

Lo cierto es la lucha entre los medio hermanos fue una pura lucha de poder. Juan III fue especialmente ambicioso, como muestra el hecho del matrimonio con la católica Catalina Jagellón, hija del rey de Polonia Segismundo I Viejo, cuando su padre había establecido ya la reforma. Como consecuencia de este matrimonio fue encarcelado durante tres años, hasta que las protestas contra Erik XIV, demente, lo convirtieron en el rey de Suecia. Los enfrentamientos internos y el acercamiento (nunca total) del monarca al catolicismo dejaron al reino muy debilitado a su muerte.


Juan III de Suecia, retratado por Johan Baptista van Uther (1582)

Sorprende pues encontrar a este duque en la obra dirigida por Bergbom, pero como decíamos su singular carácter parece que fue visto como un primer atisbo de la conceptualización de una Finlandia diferente a la que se veía desde el punto de vista estrictamente legal, una parte más del reino de Suecia. Al crecer el poder del duque ciertamente convirtió a Finlandia en algo diferente por momentos, aunque muy lejos de la idea de nación que se tenía en las postrimerías del siglo XIX.

Musicalmente Sibelius realiza también una decisión sorprendente: un bolero. Sobre el por qué se suele apuntar - como apunta de hecho por ejemplo Andrew Barnett - que es un apunte al catolicismo de su mujer, asociando catolicismo con España, y a España con el bolero. Si permiten una idea particular por parte de quien les escribe, se puede pensar en algo más general, como es la influencia del catolicismo sobre el duque Juan y el poder que en general gozaba España en aquella época, marcando incluso modas como el traje que viste en el retrato el rey Juan III. El uso de un bolero, junto con el del fandango, eran parte del tópico de lo español del siglo XIX, y al querer representar el carácter festivo del cuadro la elección del bolero pudo ser natural a Sibelius. Nuestro músico revisó la pieza, que se denominaría "Festivo, tempo di bolero " en las Scènes historiques, y entre otros cambios añadió castañuelas, lo que acentuó su cercanía al folclore español.

Curiosamente no es la única vez que nuestro compositor se acercaría a lo español, sea aún más interesante la bizarría si pensamos que ni siquiera se acercó al folclore propio, el finlandés. Una extravagante curiosidad, ciertamente.

Musicalmente es una pieza alegre y pasional, llena de ritmo y de mucho colorido, correspondiendo al momento compositivo que vivía Sibelius (muy semejante a alguno de los números de "Rey Cristian II"). Ya analizaremos la composición en sí más detenidamente cuando hablemos de la suite.

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En nuestro próximo post veremos las tres piezas restantes y la parte de la historia de Finlandia que representan, además de la discografía de esta "Música para las Celebraciones de la Prensa".





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