miércoles, 21 de abril de 2010

La actualidad del Diseño finlandés - Exposición en la Universidad de Valladolid

Desde el pasado 13 de abril, el Museo de la Universidad de Valladolid (MUVA) ofrece una interesante exposición titulada: "La actualidad del diseño finlandés: transparencias, luz y reflejos".

Tomamos de la página del
consulado en Las Palmas de la Embajada de Finlandia la siguiente información:
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Esta colección, procedente de la Real Fábrica de Cristales de la Granja de San Ildefonso (Segovia), ofrece la oportunidad de conocer el diseño finlandés a través de los diseñadores más relevantes. Un movimiento liderado por el arquitecto Alvar Aalto, que aún hoy se presenta innovador y creativo.

Los objetos, que forman la muestra proceden de las colecciones de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. La exposición es fruto de la colaboración entre esta entidad y el Museo de la Universidad de Valladolid.

El Rector de la Universidad de Valladolid y la Directora del Museo Tecnológico del Vidrio de la Real Fábrica de Cristales presidieron la inauguración, juntamente con un representante de la Embajada de Finlandia. Un cuarteto con músicos de la Orquesta de Castilla-León amenizó el acto.


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La exposición se clausurará el 13 de junio.

El museo está situado el Palacio Santa Cruz, en la Plaza Santa Cruz.

El horario es: de lunes a viernes, de 10 a 14 y de 18 a 21 h. Sábados de 11 a 14 y de 18 a 21 h. Domingos: de 12 a 14 h.

miércoles, 14 de abril de 2010

Biografía (15): el final del periodo kalevaliano (1897)



El año de 1897 no trae a Sibelius grandes novedades en lo personal o en lo artístico, pero mirado en la distancia tiene cierta importancia como punto final de la fase que hemos llamado 
"kalevaliana", dentro de su evolución musical. Al año siguiente comenzará su etapa de "romanticismo nacional" bajo un ascenso internacional. Pero todavía es músico finlandés de éxito sólo dentro de las fronteras del Gran Ducado, que tiene que enfrentarse a las veleidades de la vida diaria a pesar de su creciente éxito.

Fruto de esa fama fue un nuevo encargo de la Universidad del Helsinki, el tercero desde 1894, y como en aquel año otra vez una Cantata para las Ceremonias de Graduación (JS.106), coronación del curso académico. El texto fue escrito por August Valdemar Forsman en finés, utilizando personajes del Kalevala, aunque sin inspirarse directamente en sus historias o en la métrica de sus versos.

La obra, estrenada el 30 de mayo, fue resultado de un extenso trabajo los meses anteriores, y aunque crítico (y amigo de Sibelius) Oskar Merikanto alabó su comprensibilidad para el gran público, no fue un gran éxito. Y quizá por ello Sibelius no tuvo cuidado de conservar la partitura, que se ha perdido en su forma original. Sobrevive sin embargo una partitura para voces y piano casi completa y algunas partes orquestales (por ahora no se ha intentado formalizar ninguna reconstrucción sin embargo). También sobrevive en forma de diez arreglos para coro mixto y solistas (uno de ellos con percusión), los Coros publicados bajo el número de opus 23, que recogerían eventualmente casi toda la cantata, y que han conocido bastante difusión en Finlandia. Especialmente exitoso ha sido el número 6a, "Soi kiitokseksi Luojan" ("Te alabamos, Creador nuestro"), cuya melodía, sin duda hermosísima, se canta habitualmente como coro religioso en las iglesias finlandesas, aunque el arreglo original también tiene una gran difusión entre los coros del país. El número final, "Oi kallis Suomi, äiti verraton" ("Oh preciosa Finlandia, madre incomparable"), anuncia en cierta forma, tanto musicalmente como en su inspiración, la melodía hímnica de Finlandia opus 26, cuya versión original nacería apenas dos años después.


Edificio histórico de la Universidad de Helsinki

Tras la interpretación de la Cantata, la Universidad alcanzó finalmente una decisión sobre el puesto de profesor al que aspiraba nuestro músico: por veinticinco votos a tres, el tribunal fallaba en favor de Sibelius. Pero Kajanus, herido en su autoestima - había recibido los tres votos -, recurrió la decisión, apelando entre otros términos al fracaso de su reciente obra para la institución. Y ganó el recurso, concediéndose finalmente la plaza al famoso director de orquesta. Aunque Sibelius pretendió el trabajo sobre todo por la seguridad económica que suponía, el recurso y la revisión de la decisión hirieron gravemente su orgullo y su amistad con Kajanus, que nunca volvería a ser igual aunque la polémica acabara arreciando. Los días del círculo del "Symposium" también habían llegado a su fin, aunque Kajanus y Sibelius siguieron colaborando asiduamente, convirtiéndose el director en el principal intérprete de las partituras del compositor. Sin embargo, su rivalidad, teñida del viejo rencor, permanecería hasta el fin de sus días.

En Junio, antes de conocer la decisión de la Universidad, el genio finlandés había emprendido unas vacaciones junto con su amigo Walter von Konow en busca de la Italia artística, atravesando Berlín, Dresde y Viena. Nuestro autor tuvo grandes sensaciones estéticas en el viaje, aunque la compañía de su amigo no siempre fue la indicada: según relataba en una carta a Aino, Konow viajaba y comía en primera clase, mientras nuestro genio lo tenía que hacer en tercera. De este viaje datan los arreglos con piano de dos canciones populares italianas (en realidad una de ellas una canzona napulitana de autor conocido y otra con una melodía que se remota a una tonadilla escénica de Blas de Laserna), que se han perdido desgraciadamente excepto en su parte vocal.

A la vuelta de Italia fue turno para una nueva composición, la balada para barítono (o mezzo) y orquesta "Koskenlaskijan morsiamet" ("Las novias del barquero") opus 33. El texto procede de A. Oksanen, el primer profesor de finés en la Universidad de Helsinki, y se considera la primera balada culta en este idioma: la hija de la deidad Vellamo, una ondina, está enamorada hasta la locura del mortal Vilhelmi, y cuando él navega con su prometida Anna, destruye la barca llena de furia y mata a ambos. La obra musical es formidable, casi un pequeño poema sinfónico lleno de colorido y fuerza, basado en un motivo de cuatro notas muy semejante al de El retorno al hogar de Lemminkäinen opus 22 nº4. La música transcurre entre la tormentosa descripción de las fuerzas de la naturaleza (el río y su encarnación como ondina) y el canto melancólico del barítono, con rasgos típicamente fineses de la entonación.

Por aquel entonces Sibelius pensaba en un nuevo poema sinfónico basado en un poema de Heine, "Ein Fichtenbaum steht einsam". El proyecto era amplio, pero jamás llegaría hacerse. La idea pasó a ser parte del proyecto de sinfonía que concibió al año siguiente. Años más tarde, en 1904, los versos del poeta alemán inspirarían Musik für eine Szene, una pequeña obra orquestal muy modesta comparada con la idea de 1897.

El 2 de septiembre encontramos a nuestro compositor en un concierto de Aino Ackté, en el que interpretó una de sus canciones, una asociación la de la cantante con el compositor que sería tremendamente positiva durante los siguientes años.

Como comenta Andrew Barnett, tras la decisión del tribunal universitario, la carrera de Sibelius parece falta de dirección. Pero el 20 de octubre de ese año un hecho ilumina el germen de una de las aventuras musicales más grandes de su tiempo, el sinfonismo sibeliano: el estreno de la Sinfonía en fa menor de Ernst Mielck (1877-1899). Mielck era un talentoso hijo de Viipuri (Vyborg), que estudió en Alemania (entre otros con Max Bruch), y volvió a su país natal como gran pianista y genio en ciernes de la composición. Por desgracia su salud era endeble desde su misma niñez, y apenas pudo disfrutar de lo que sin duda habría sido una brillante carrera, muriendo en Suiza dos años después. Nos dejó apenas un puñado de obras, incluyendo un Concierto para piano y esta Sinfonía. Una promesa de genio más que un auténtico genio, pero desde luego un compositor más que estimable.



Fotografía (1898) del joven Ernst Mielck (1877-1899)

Aunque realmente no fue la primera sinfonía nativa, en aquel momento la Sinfonía de Mielck fue aclamada como tal y alabada como un nuevo amanecer de la música formal finlandesa, que permitiría batirse en condiciones de igual con la gran música europea. Escribió el crítico Karl Flodin: "en estos días los jóvenes compositores son criticados con justicia por su falta de sentido en la forma. Todos presentan rapsodias, poemas sinfónicos y suites, pero sólo un grupo selecto se atreven a enfrentarse con el majestuoso edificio de la sinfonía". Sin duda Flodin se refería principalmente a Jean Sibelius en esta crítica.

Lo cierto es que la obra del compositor de 19 años era perfectamente académica, demasiado académica y conservadora incluso para la época, con una observancia fiel a los modelos germánicos. Para Sibelius la obra supuso un aliciente, y pronto pensó en abordar el mismo el género de la sinfonía, de la música abstracta. Puede que de aquel tiempo daten incluso las primeras ideas de lo que sería su 
Primera Sinfonía opus 39, que en cualquier caso no vio la luz hasta dos años después.

Pero de momento nuestro autor seguía ocupado con el mundo del poema sinfónico y del Kalevala. El 1 de noviembre dirigía a la Orquesta de la Sociedad Filarmónica, y junto al estreno de "Las novias del barquero" opus 33, se pudo escuchar la primera revisión de Lemminkäinen opus 22, revisión que no se conserva completa pero que en cualquier caso no fue tan exhaustiva como las siguientes.

El público recibió muy positivamente tanto la balada como los poemas sinfónicos, pero Flodin, con un punto de vista animadamente conservador desde la Sinfonía de Mielck, criticó duramente Lemminkäinen opus 22, más duramente que la versión original del año anterior: "esta clase de música me parece absolutamente patológica, y deja la impresiones que están tan mezcladas, lastimeras y de naturaleza indefinible que tienen muy poco en común con el sentimiento estético del placer que todo arte bello, sobre todo la música, debería engendrar... Los cuadros de Lemminkäinen me deprimen, me hacen sentir infeliz, agotado y apático. ¿Debería la música encender tales sentimientos?".

Caricatura de 1898, en la que se muestra a Sibelius y a su obra El cisne de Tuonela opus 22 nº2, tomada de sibelius.fi

Sin duda la modernidad y estética simbolista de la obra no agradaron al crítico. Sería uno de los primeros choques entre el modernismo (que no vanguardismo) de Sibelius y una crítica ciertamente conservadora. En cualquier caso la obra completa tendría que esperar más de cuarenta años antes de la revisión última y su nueva forma completa.

Tras una serie de intensas maniobras en el ámbito académico y político, a finales de noviembre Sibelius es agraciado con una beca estatal, concedida por el senado, de 3.000 marcos anuales, la mitad del sueldo de un profesor. Este hecho, sin apenas precedentes (con la destacada excepción de 
Runeberg) era claramente una compensación por la pérdida de la plaza en la Universidad, y le permitió abandonar las clases que impartía no por devoción a la enseñanza, sino como medio de subsistencia. El apoyo oficial (especialmente del senador e historiador Georg Yrjö-Koskinen, activo fennoman) estaba dirigido efectivamente a poder dedicar mayor tiempo y trabajo a la composición, como "compositor nacional" que era ya de facto. La ayuda se mantuvo durante 10 años, periodo al final del cual se convirtió en una pensión vitalicia, y fue aumentando en cuantía con los años. No obstante ni entonces ni después aquel dinero fue suficiente para cubrir el estilo de vida un tanto derrochador que quiso mantener siempre nuestro músico. El propio Yrjö-Koskinen había escrito en su petición que "como es normal en los artistas, está falto completamente de cualquier sentimiento por los asuntos prácticos".

En diciembre compuso tres pequeñas piezas, dos para piano (el Allegretto en sol menor JS.225 y un Andantino que en su forma revisada se convertiría en el Idilio opus 24 nº6), y una canción navideña que sería incluida en su colección del opus 1, "Det mörknar ute" ("Fuera oscurece").

El mismo día de Navidad su madre sufrió una inflamación pulmonar que la hizo postrarse, hasta perder la vida el 29 de diciembre. Jean no estuvo presente en su muerte, pero sí sus hermanos Christian y Linda.

A pesar de la triste noticia, Sibelius trabajaba afanosamente en un nuevo encargo, una obra que sería el comienzo de un nuevo giro en su estilo musical. Pero eso queda para nuestra próxima narración.

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