sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Felices fiestas!

Desde el blog Sibelius en español les deseamos que pasen unos días felices, llenos de buenos sentimientos y buena compañía.

Como es habitual en estas fechas, en el blog celebramos estas fechas recordando las canciones que escribiera nuestro compositor con textos navideños, muy conocidas en su país natal, en especial la cuarta de ellas, "No me des esplendor, oro ni pompa", que en su versión en finés se ha convertidoen parte de la tradición navideña en Finlandia.


Decenas y decenas de versiones jalonan la discografía de esta canción, incluyendo muchas debidas a diversos artistas populares. En esta ocasión les ofrecemos dos. En primer lugar la soprano Karita Mattila, acompañada por el organista Kalevi Kiviniemi (en un disco de 1992 del sello Aircd 1992):

 
En segundo lugar, en especial para los que viven estas días de otra manera, les proponemos una versión alternativa, para la voz del rockero Jarkko Ahola, a la manera de una balada de rock duro:


Esperemos que disfruten de esta música, nuestro regalo navideños a los lectores del blog. Les deseamos además un próspero año nuevo, lleno de más regalos sibelianos.

Hyvää joulua!   
¡Feliz navidad! 

 

jueves, 8 de diciembre de 2011

146 aniversario del nacimiento de Jean Sibelius

Hoy se cumplen 146 años del nacimiento de Jean Sibelius, acontecimiento que se celebra de manera especial en su país natal, Finlandia, y aquí también recordamos. Fue en 1865 cuando se produjo el feliz acontecimiento que trajo al mundo a unos de los más grandes compositores de la historia.

Como homenaje, les propongo la audición y visionado de esta magnífica interpretación de Tapiola opus 112, testamento sinfónico del autor que evoca a través de un lenguaje profundo y avanzado, los bosques nórdicos y su espíritu mágico, el hogar del dios Tapio, que se confunde con sus criaturas.

La versión es de John Storgårds dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Helsinki, en un concierto que sirvió de inaguración de la Sala de Conciertos de la Musiikkitalo (Casa de la Música) de Helsinki el pasado 31 de agosto, sin duda una sala de formidable acúestica. La versión de Storgårds es agitada y quizá algo rápida, pero sin duda magnífica. En la retransmisión hay insertas imágenes muy interesantes, estén atentos.



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Espero que disfruten de este concierto mientras les comunico que la reinaguración del blog con nuevos artículos, tras unos meses de intensa actividad profesional, se hará en las próximas semanas, seguramente ya en navidad puedan contar con alguna nueva entrada. Pido disculpas por este retraso y aplazamiento continuo, y agradezco su paciencia. Estamos especialmente agradecidos con aquellos que se han puesto en contacto con el blog interesándose por su continuidad. A todos ellos les he comunicado que efectivamente, era intención de quien los escribe seguir con él por muchos años, si bien por razones de trabajo no ha sido posible hacerlo. A partir de las próximas navidades esas condiciones serán distintas, así que podremos seguir cultivando nuestro amor por la música y la figura de Jean Sibelius.

Hasta entonces espero que sigan disfrutando del blog y de la música del maestro finés.

martes, 3 de mayo de 2011

Un poco más de espera

Por razones laborales, el blog "Sibelius en castellano" aun tendrá que esperar alguna semana más para ser actualizado.
Disculpen las molestias...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 (1901-02): (y 8) Discografía (y 3)




La Real Orquesta Filarmónica
Charles Mackerras
CENTURION MUSIC (1993)


Mackerras se une a la tradición británica de la interpretación sibeliana. En esta versión hay muchos puntos positivos, si bien es bastante correcta, no logra sin embargo destacarse especialmente por encima de otras. El director de las islas crea una obra muy unificada e uniforme, sin dramatismos ni teatralidad, aunque se torna un poco pálida en ocasiones, acentuado el aspecto más triste de la obra.

El primer tiempo es nervioso y de grandes contrastes, de una acertada monumentalidad y especial prestancia de los metales. El segundo es sobrio, sin sentimentalismos y de nuevo de buenos contrastes tímbrica, sin dejarse llevar nunca por los momentos más intensos. El tercero cumple aunque le falte algo de ritmo, sin embargo se incide de nuevo en el color, con unos timbres especialmente hermosos. Para el cuarto movimiento Mackerras vuelve a los mismos presupuestos del inicial, cerrando con brillantez el ciclo de esta sinfonía, destacando muy especialmente, como decíamos en general, los aspectos más melancólicos sobre los solemnes.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6,5 Sonido: 7





Orquesta Sinfónica de Londres
Colin Davis
RCA Red Seal-BMG (2003)


La segunda grabación de Davis, a pesar de su directo no tiene la frescura y el acabado de la primera. Davis parece basarse más en la tradición británica (Barbirolli) que en su propia y genial intuición de Sibelius. Fraseos amplios y poco contrastados y poca tensión rítmica en una lectura más bien romántica o incluso mística (parsifaliana), que se fantasea y se aparta de las intenciones del autor. Sin embargo tiene una gran profesionalidad y un sonido bello, en general muy bucólico, aunque haría falta algo más que eso para destacar esta grabación entre las mejores. Educada y refinada, pero falta de la implicación personal.

El Allegretto camina muy relajado y un tanto tímido, contemplativo y algo parsimonioso. El Andante transforma el drama en una melancolía infinita, callada e inexorable. Excelente la sección de la cuerda. El Scherzo parece un poco cansado, aunque se beneficia del lirismo del trío. El Final tiene muy poca fuerza, parece más una "derrota honrosa" que una victoria, y acaba siendo demasiado ceremonial Si apuestan por Davis, remítanse a la versión con la Sinfónica de Boston.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6,5 Sonido: 8





Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Neeme Järvi
BIS (1984)


Neeme Järvi conoce bien estilo sibeliano, algunas de las antiguas grabaciones para BIS son realmente formidables, aunque tengan algún fallo técnico tanto en la interpretación como sobre todo en la toma de sonido. Esta grabación en concreto se puede calificar de sobresaliente, elegante e insinuante, mágica, oscura y luminosa al mismo tiempo... pero le falta algo de garra y refinamiento. Puede conquistar al oyente sensible si no conoce otras grabaciones de lo obra: no está entre las grandes, aunque sí merece bastante la pena (mucho más que la más reciente para Deutsche Grammophon). Simplemente aconsejable.

El primer tiempo está llevado con transparencia y fascinación, ritmo agitado y siempre un acertado estilo. El movimiento lento explora lo insondable, lo misterioso, tiene gran pasión y un colorido oscuro y misterioso. El tercer tiempo tiene su punto álgido en la fuerza del scherzo, agitado y casi diabólico, pero también en el romanticismo del trío. El cuarto tiempo se mueve con gran solemnidad y nobleza, con perfectos claroscuros y momentos arrebatadores.

Interpretación: 6,5 Estilo: 7 Sonido: 6





Orquesta Sinfónica de Londres
Pierre Monteux
RCA VICTOR (1959) (no disponible en CD)


Monteux ha leído bien la partitura de esta Segunda Sinfonía, es siempre respetuoso con los tempi (aunque con tendencia a la lentitud), y le imprime una sonoridad romántica, incidiendo especialmente en lo más lírico y heroico de la misma. Pero el director franco-americano no conecta con la espiritualidad oscura de Sibelius, y no llega a profundizar en su misterio. La idea tímbrica es antigua en general, romántica, aunque sin falsificar la partitura (en ocasiones el director intuye el timbre sibeliano, como sucede en pasajes en pizzicato del primer tiempo, o la tuba y los bajos en general en el Finale), pero en cualquier paso no pasa de ser una interpretación correcta y apreciable, que se disfruta pero que no llega a calar en el oyente.

El primer movimiento suena plácido y sereno, aunque sabe agitarse cuando lo demanda la partitura, pastoral con algún acento bravo y aguerrido, y con momentos ciertamente grandiosos y apasionados. Sin ninguna exageración en cualquier caso, careciendo sin embargo de una identificación de Monteux con el drama subyacente. El segundo tiempo comienza con un tempo correcto pero sin el correcto rubato, lo que nos transmite una imagen vacilante y fantasmal. Desde ese comienzo se intuye el resto del tiempo: educado y equilibrado, pero sin ver sus posibilidades expresivas, dejando más bien una sensación triste y apagada antes que trágica, melancólica antes que fúnebre y religiosa. El tercer tiempo es algo frío, de con cierta frialdad diplomática, mientras que el trío recoge algo de la belleza pastoral del primer tiempo. Desde la transición hasta la llegada del tema principal del cuarto tiempo hay una apuesta decidida por la grandeza y lo heroico, uno de los mejores momentos - junto con algunos del primer tiempo - de esta interpretación. El resto del tiempo transcurre positivamente entre esa grandiosidad y un acertado lirismo, con momentos realmente apasionados, aunque se percibe constantemente la falta de profundidad.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6 (vinilo)





Orquesta Sinfónica de Utah
Maurice Abravanel
Audio DVD
SILVERLINE CLASSICS (1977, 2003)


El director sefardí (y suizo-americano) Abravanel, no es demasiado conocido hoy en día (aparte de ser mencionado como el primer director en grabar la integral sinfónica de Mahler), y quizá sea necesario reivindicarle. Realizó con la orquesta de Utah un buen ciclo sinfónico, disponible (aunque difícil de encontrar) en formato de DVD audio, lo que es de consideración. El sonido en efecto es excelente (gracias en gran parte al soporte, por supuesto, aunque la grabación en sí tenga unas décadas ya).
Esta cuanto a la interpretación propiamente dicha en general se puede considerar muy correcta. Todo está en su sitio, con precisión relojera, pero al mismo tiempo hay cierta frialdad, pecando gravemente de falta de entusiasmo, sin grandes contrastes dinámicos y una sensación total de no implicación de director y orquesta en la obra.
El Allegretto es algo lento, el Andante suena algo vacío, y más triste que realmente trágico. En el Scherzo se siente esa misma falta de fuerza, y de incluso lirismo en el trío, extrañamente en staccato. En el Finale encontramos el mejor momento de esta grabación, algo más emocional que el resto y con instantes majestuosos.

Interpretación: 6,5 Estilo: 7 Sonido: 9,5





Orquesta Sinfónica de Berlín
Kurt Sanderling
BERLIN CLASSICS (1974, 1996) - BRILLIANT (2002)


Una grabación irregular, que sitúa a Sibelius en la tradición centroeuropea perdiendo bastante de sus singularidades. Sugiere algo de desgana y de poca identificación con el autor, aunque el director alemán sea sin duda un intérprete formidable. Como resultado tenemos un registro interesante en cuanto lo interpretativo (con algunos fallos notables de entonación en los metales sin embargo), pero ajena al mundo sibeliano. El timbre es bastante romántico y aglutinado, no del todo adecuado para Sibelius excepto quizá en esta sinfonía, por eso la dirección de Sanderling no se resiente tanto como en otras obras de su ciclo. Lo más positivo ante la comparación con otras es su escasísimo precio en la edición de Brilliant.
El Allegretto es tranquilo, con cierta solemnidad. En el segundo movimiento suena muy cercano a los adagios brucknerianos, aunque sin el tremendismo del músico austriaco (lo cual no hubiera venido nada mal a la pieza desde este enfoque, que queda por tanto algo pálido). El Scherzo se pronuncia con corrección - aunque poco más podemos decir que eso - mientras que la transición se ve un tanto desaprovechada. El movimiento final en cambio se convierte en lo mejor de esta grabación, mayestático y hondo.

Interpretación: 6,5 Estilo: 5 Sonido: 6,5




Orquesta Sinfónica Nacional Danesa
Leif Segerstam
CHANDOS (1990-92) - reeditado a precio económico en BRILLIANT


En su primer grabación, para Chandos, Segerstam muestra a la vez su conocimiento del correcto estilo sibeliano que una imposición de su fuerte personalidad romántica, lo que va en detrimento de lo primero. Su grabación es de trazo grueso pero monumental, con fuerza y nerviosismo pero también lejos de las intenciones del autor para con esta sinfonía, que se desdibuja entre visiones demasiado amplias y apagadas. Una versión recomendable por su bajísimo precio en su edición, con todas las sinfonías del autor finlandés.

El primer movimiento es de timbres amplios y pastosos, pero bien colorísticos e impetuosos, aunque la orquesta en ocasiones suene un poco fría. El Tempo Andante suena demasiado lento y distante, pero hay espacio para el nerviosismo bien plasmado del compositor y el dramatismo que requiere este movimiento. El tercer tiempo es poco ágil, con un trío de penetrante lirismo. El Finale es solemne sin ser mayestático, de nuevo un poco frío. En el final del movimiento se llega a una mayor emoción por su exploración de sentimientos encontrados.

Interpretación: 6 Estilo: 6,5 Sonido: 7





Orquesta de la Suiza romance
Ernest Ansermet
DECCA (1963)


Una versión muy curiosa y valiente de esta sinfonía nos la proporciona el suizo Ernest Ansermet, que le da a la partitura un extraño color mediterráneo, reivindicando el sol italiano bajo el cual fueron compuestas muchas de sus notas. Una versión muy colorista y pastoral, con notable sensibilidad. Pero a cambio, como viene siendo habitual poco conocimiento del estilo: algunas gesticulaciones muestran la falta de idioma de la orquesta para con Sibelius, que incluso comete varios fallos evidentes y que en general es algo farragosa.

El Allegretto destila frescura y buen ánimo, y un buen dinamismo rítmico. El movimiento lento es más triste y melancólico que trágico, y muchas veces se arruga en sí mismo. El tercer movimiento un tanto pesado no parece entenderse muy bien con su gesto ampuloso (y algunos errores), mientras que el movimiento final destila gran colorismo de nuevo y un sonido casi debussyano se deja escapar en algunos puntos. Una interpretación cuando menos a reseñar, "otro Sibelius" que los aficionados deberían al menos escuchar, aunque no puede rivalizar con otras grabaciones mucho mejores.


Interpretación: 6 Estilo: 3 Sonido: 6




Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Neeme Järvi
DEUTSCHE GRAMMOPHON (2005)


Para su segunda integral con Deutsche Grammophon, Järvi decidió desquitarse de su mal sonido en la serie de los 80 en BIS y dio enfoque preciosista pero en exceso meloso, buscando más el brillo tímbrico que la fuerza dramática, con un sonido precisamente colorístico hasta el frenesí, casi amanerado en ocasiones. La orquesta suena muy limpia, pero al mismo tiempo como cansada de tanta dulzura, empalagada.

El primer tiempo adolece de esta falta de fuerza, como el segundo, demasiado lento, que apenas tiene sensación de progreso, la música pasa, no evoluciona. El scherzo parece desmayado, el trío no cumple su función y apenas contrasta. Y el final aparece inapetente, transcurriendo aburrido, con una coda parece no llegar nunca. A pesar de todo el director estonio tiene mucho oficio, y aunque no lo parezca aquí, mucho amor por Sibelius. Por ello, este registro sobre todo decepciona, y debe olvidarse rápidamente.

Interpretación: 6 Estilo: 6,5 Sonido: 8,5





Orquesta Sinfónica de Pittsburgh
Lorin Maazel
SONY (1995)


La interpretación de Maazel ha mejorado considerable con el tiempo después de las tan difundidas grabaciones de los 60 (ver más abajo), ya completamente caducadas, abandonando el estilo decadentemente romántico de su registro por un sonido mucho más estilístico (aunque sin llegar a él realmente), más próximo a la manera anglosajona de tomar a Sibelius (de grandes semejanzas de hecho con el Sibelius de Colin Davis). La versión de esta sinfonía en particular no es ni buena ni mala, aséptica y sin emoción pero con un mayor cuidado por la belleza del timbre. La orquesta en sí tiene un sonido limpio y cuidado (en especial las cuerdas), aunque comete más de un error en las entradas.

El Allegretto está llevado con lentitud y cierta laxitud y parsimonia, con una curiosa determinación de llevar en staccato gran parte de la música, incluso la que no está indicada así. El Andante suena cansado y apagado, frío y distante. Lo mismo podíamos decir del Vivacissimo, que tiene poco sentido del ritmo. En Allegro moderato suena lírico y amable, aunque adolece de la misma falta de fuerza. Una versión en suma que sin ser mala tiene poco que añadir a otras mejores. Es rara y por el momento no está disponible en precio económico, así que mejor olvídense de lo que acaban de leer.

Interpretación: 6 Estilo: 4,5 Sonido: 7





Orquesta Sinfónica de Islandia
Petri Sakari
NAXOS (1997)


Petri Sakari, un notable director finés embarca hacia la tierra del hielo y del fuego para una integral muy respetable con el sello Naxos. De vuelta de Islandia nos deja esta interpretación algo brusca y tosca, con más de una pifia en una orquesta que desde luego no es de las mejores del mundo, pero con un gran sentido del estilo, muy nórdico como es natural, y un gran amor por el autor. Una interpretación que gana muchísimo viendo su precio de venta, y que el sibeliano que no quiera invertir mucho en discografía no debe dudar que sea una buena opción. Peores cosas a un precio desorbitado podemos encontrar, como pueden leer en las críticas anteriores y posteriores.

El primer tiempo cuenta con un buen sentido del ritmo sibeliano, nervioso y tenso, aunque no se acierta del todo con los colores tímbricos. En el segundo hay una incontestable fuerza volcánica en los momentos más dramáticos, aunque algo desequilibrado. El scherzo parece perdido y descoordinado, además de lento, aunque un buen trío lo compensa algo. El final, tras una transición un poco desastrosa, tiene grandes puntos a favor, como su pasión y la distinta coloración atmosférica de sus pasajes, dando una sensación muy pictórica al conjunto con algún pasaje muy a destacar. Lo dicho: si quieren calidad, busquen en los discos anteriores. Si quiere un buen precio, esta no es una mala opción.

Interpretación: 6 Estilo: 7 Sonido: 6,5




Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Simon Rattle
EMI (1984, 2007)


Una decepción absoluta. Una versión muy floja de la que no merece comentar gran cosa: la toma de sonido y la acústica ni siquiera son buenas a pesar del sello, y a pesar del bajo precio, no merece la pena habiendo otras muchas posibilidades (Sakari, Sanderling, Segerstam, y sobre todo Colin Davis, Berglund y Barbirolli en serie económica).

Interpretación: 3,5 Estilo: 5 Sonido: 5,5





Orquesta Filarmónica de Viena
Lorin Maazel
DECCA (1964-68)


Ya hemos hablado
alguna de vez de la interpretación desfasada, aburrida, homogeneizadora y sin color de Lorin Maazel. Así es, a pesar de la fama que ha tenido durante décadas. Esta serie es el anti-Sibelius por excelencia, quizá junto a la de Rodezhsvensky que comentaremos a continuación. Y aunque esta interpretación en particular constituye de lo mejor de su ciclo, no por ello podría ser una interpretación a destacar por su enorme distancia al mundo y a la orquesta del maestro nórdico. Más bien parece en ocasiones una sinfonía de Brahms. Poco más se podría añadir excepto que no merece la pena adquirir esta grabación salvo por un inmenso interés en la historia de la discografía, falta absoluta de información o una fiebre ocasional.

Interpretación: 3 Estilo: 2 Sonido: 5,5





Gran Orquesta Sinfónica de la Radio-Televisión de Moscú
Gennadi Rozhdestvensky
MELODIYA (1977)


Bajo un enfoque excesivamente romanticista y ultrachaikovskyano, esta segunda resulta completamente fallida, faltando su monumentalidad y en cambio cayendo bajo la órbita de una sensiblería poco oportuna para la pieza. Descartable a más no poder.

Interpretación: 2,5 Estilo: 2 Sonido: 5




sábado, 5 de febrero de 2011

"Se'n har jag ej frågat mera" ("Entonces ya no pregunte más") opus 17 nº1 (Runeberg)

Hoy 5 de febrero se celebra en Finlandia el "día Runeberg", conmemoración del aniversario del poeta finlandés en lengua sueca, Johan Ludvig Runeberg (1804-1877), el más importante y valorado de su historia.

Runeberg es uno de los poetas esenciales de Sibelius, ya que utilizó sus versos en infinidad de ocasiones, muy especialmente en sus
canciones para voz y piano. En este género hizo brillar sus breves poemas, llenos de confesiones íntimas, y sentimientos vibrantes y ocultos. La afinidad entre poeta y compositor, a pesar de la distancia temporal y estética, es grande, y la unión de los versos de Runeberg y las armonías de Sibelius nos ha dejado una serie de pequeñas obras maestras que traemos a esta tribuna cuando surge la ocasión, y qué mejor ocasión que ésta.

La obra escogida es "Se'n har jag ej frågat mera" ("Entonces ya no pregunte más") opus 17 nº1, una canción escrita por el genio nórdico al finalizar sus años de estudiante. Se desconoce la fecha exacta de redacción, aunque se ha señalado el intervalo de 1891 a 1892, tras su
regreso a Finlandia, una época en la que nuestro autor escribía su obra de presentación al público de su país, "Kullervo" opus 7.

La obra conoció una versión preliminar (que está recogida en el
volumen 7 de la Sibelius Edition de BIS), con sólo la parte pianística (Manuscrito HUL 1400/5). Esta versión es mucho menos refinada que la final, con mayor ambigüedad armónica y con los temas menos claros que en la partitura publicada. No se tiene noticia de cuándo se realizaron ambas versiones, aunque la final debió seguir inmediatamente al esbozo.

Se desconoce también cuándo su estreno en público, siendo su referencia más antigua en 1895, en un recital de la soprano Ida Ekman (entonces bajo su apellido de soltera, Morduch) en Viena y en alemán. Según contó posteriormente la cantante, Brahms estaba presente - acompañado por Hanslick - . Al viejo músico de Hamburgo le agradó la obra, y pidió que la repitiera con él mismo al piano. Y refiriéndose al compositor, dijo a Ekman: "hará algo especial". Con un beso en la frente agradeció a Ekman el darle a conocer la partitura, y añadió: "en nuestro próximo encuentro debes cantar más Sibelius que Brahms".

Años más tarde el propio autor realizó una versión con acompañamiento orquestal. Tampoco se sabe la ocasión y/o la fecha exacta de esta redacción, pero muy probablemente haya sido poco antes de su estreno, el 10 de noviembre de
1903, ya que otras dos recientes sången fueron orquestadas también para ese recital. La cantante fue de nuevo Ida Ekman, con Kajanus dirigiendo su orquesta en el Teatro Nacional.

La instrumentación, dada la sencillez de la escritura pianística, no ofrece mucho más que la ampliación de su colorido, principalmente de cuerdas al acompañando la voz, aunque las pedales de la segunda parte de la partitura y el final ofrecen la posibilidad de expandir aún más su expresión.


Texto

El poema de Runeberg refleja la amarga queja ante el fin del amor. Una vez más el escritor pone sus palabras en boca de una joven con sentimientos a flor de piel, con un tono sencillo y casi popular (como sucedía con
"Flickan kom ifrån sin älsklings möte" opus 37 nº5). Esa sencillez y el tema del amor juvenil no van en menoscabo de la profunda penetración psicológica de Runeberg, que hace explícita una proximidad muy freudiana entre eros y thanatos. A continuación les presentamos el breve texto completo, con una traducción a nuestro idioma:

Hvarför (*) är så flyktig våren,
hvarför dröjer sommarn icke?
Så jag tänkte fordom ofta,
frågte, utan svar, af mången.
Se'n den älskade mig svikit,
Se'n till köld hans värme blifvit,
all hans sommar blifvit vinter,
se'n har jag ej frågat mera,
känt blott djupt uti mitt sinne,
att det sköna är förgängligt,
att det ljfva icke dröjer.

_____

¿Por termina tan rápidamente la primavera,
por qué debe el verano acabar tan pronto?
Así pensaba a menudo,
me preguntaba, y no encontraba respuesta mi mente.
Cuando mi amado me fue infiel,
cuando su ardor se templó,
todo verano tornó en invierno,
entonces yo no pregunté más,
mientras la pena llenaba mi cabeza
con la fugacidad de la belleza,
con la liviandad de la fortuna.

(Lyriska dikter II, Ett litet öde nº10)


(*) Respetamos la grafía original de "hvarför". En su grafía actual la palabra se escribe "varför", lo que puede encontrarse en algunas ediciones del texto.


Música

La partitura de esta canción está planteada como ya hemos apuntado con una gran sencillez, principalmente en lo formal, aunque tiene grandes peculiaridades, debidas en su mayor parte a la experimentación del periodo estético en el que fue compuesta.

En cuanto a la forma, presenta un discurso estrófico variado, es decir, una misma melodía para las tres estrofas en las que Sibelius divide el texto (que en el original es de un solo trazo), pero con diferencias en cada presentación. Más exactamente esas variantes consisten en un incremento progresivo del volumen sonoro, hasta llegar a una "derrota" final (coincidiendo con pequeños cambios armónicos y los mayores cambios melódicos).

La melodía es simple y muy regular, como también el acompañamiento, que se mueve en bloques de acordes siguiendo casi nota por nota el canto. Esta disposición, que incluye un claro cuidado por la conducción de las voces, se asemeja a la de un coral. No en vano nuestra autor tiene cercanos sus estudios con Becker en
Berlín, que incluían el contrapunto a través de la teoría y la práctica con corales de Bach. El juego de voces ofrece pocas disonancias, aunque el esquema se rompe en la segunda parte de cada estrofa, cuando impactantes acordes de novenas parecen quebrar en la desesperación el discurso fluido.


Las peculiaridades de la pieza que anunciábamos se sitúan en torno a una clarísima influencia del folclore finlandés, tanto en la melodía, como en el ritmo y la armonía. El periodo en el que debió ser escrita "Se'n har jag ej frågat mera" (1891-92) está a caballo entre dos de sus periodos artísticos, el fin de su "búsqueda de un estilo propio" y el periodo "kalevaliano".

Es en este momento cuando más influencia de la canción tradicional existe en toda su obra: Sibelius estudia sus características para incorporarlas a su música, a su manera de componer. En esta partitura observamos una melodía de ritmo monótono, notas repetidas y alternancia ocasional de largas y breves, además de un ámbito estrecho (sólo roto en el final de cada estrofa para dar mayor expresividad). Especialmente característico son los finales de estrofa con sus notas repetidas larga-breve, una "marca de fábrica" cien por cien sibeliana, y que como el resto de los parámetros que hemos dicho está sacado de la canción folclórica.

La armonía es uno de los aspectos más interesantes de esta obra: claramente modal, aunque al tiempo aprovecha las ambigüedades de estas escalas. En el comienzo parece que el tono orbitaría alrededor de un La Mixolidio, pero la tónica en mi dórico (mi - fa# - sol - la - si - do# - re - mi) se establece rápidamente. En la segunda estrofa este mi dórico se asienta con la presencia de su tónica a manera de pedal, dando en lo expresivo una dimensión fatalista. La armonía de la estrofa final, como hemos dicho la que más se aleja del planteamiento original (con grandes acordes en forte) presenta un nuevo elemento, un acorde de Do Mayor en primera inversión. Aun en una etapa tan temprana, Sibelius hace valer su originalidad en el terreno de lo armónico , su "tercera vía", empleando acordes conocidos con nuevas funciones: tal acorde se plantea como una sexta napolitana que nos conduce a la dominante. Pero esa dominante es menor (no mayor, como ordenan las reglas), lo que nos deja una sonoridad extraña y fascinante. Y al tiempo lo que lleva es a un cambio de modo, del dórico a eólico (menor natural), dando a la música un aspecto de sosiego, o más bien de sumisión y derrota, otorgando más expresión al contenido del texto.

Y es que Sibelius no pierde de vista el contenido del texto a pesar de que la experimentación estilística predomina a la hora de escribir estos pentagramas. El poema de Runeberg representa un romanticismo nórdico más general, que no requeriría en principio algo "tan finés" como la música de esta canción. Esto mismo sucedió con otras obras de la época (pensemos también en el sång "Drömmen" opus 13 nº5). Pero con esta elección nacionalista o folclorista nuestro autor busca cantar con su acento y la voz de su tierra la poesía de este gran poeta, Johan Ludvig Runeberg.


Discografía

La canción es una de las más amadas de Sibelius, si bien como señalamos habitualmente, la lengua sueca en la que está escrita y quizá también su efectividad discreta - a pesar de su gran belleza - ha impedido una mayor difusión. A continuación daremos cuenta de las grabaciones que se encuentran en las habituales discos monográficos dedicados al genio nórdico, que incluyen dos registros de la versión con piano, tres de la orquestada, y la reciente grabación de la versión preliminar.

Anne Sofie von Otter, mezzo-soprano
Bengt Forsberg, piano
BIS (1989)


La gran mezzo sueca es sin duda una voz perfecta para elevar la categoría de las canciones sibelianas. Otter canta con gran sentimiento y tristeza, sin excesos dramáticos y con delicado sentido cantabile. Un perfecto ejercicio de estilo y de expresión.

Interpretación: 8 Estilo: 8,5 Sonido: 7,5

Elisabeth Söderström, soprano
Vladimir Ashkenazy, piano
DECCA (1984)


Una versión algo pálida y desangelada que en cambio contiene un gran poder hipnótico, con sus ritmos monótonos y mágicos, quizá más atenta a la esencia de la música que a su trágico texto. No obstante, el resultado, aunque "alternativo", nos deja una versión muy estimable.

Interpretación: 7 Estilo: 8 Sonido: 7



Versiones orquestales

Soile Isokoski, soprano
Orquesta Filarmónica de Helsinki
ONDINE (2006)


Una grabación extraordinaria. Segerstam impone una visión de gran solemnidad, casi de contención y una tristeza asumida e infinita. El canto de Isokoski también es contenido, pero más íntimo, sonando a una auténtica confesión, aunque también hay cierto toque ritualístico y mágico en su recitación (desde luego, la soprano conoce bien los cantos de su país). El acompañamiento orquestal tiene la discreción que exige la pieza, no obstante aporta una coloración y una musicalidad que realzan en canto, dando protagonismo a ciertos timbres sombríos como el del clarinete bajo. No se la pierdan.

Interpretación: 9 Estilo: 8,5 Sonido: 9,5

Karita Mattila, soprano
Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham
Sakari Oramo


Mattila y Oramo ofrecen una lectura melancólica y serena, muy lírica y sentida, modesta, en la línea de lo esperable de una canción popular, pero dejándonos sentir plenamente la grandeza del arte sibeliano.

Interpretación: 7 Estilo: 8,5 Sonido: 8

Mari Anne Häggander, soprano
Orquesta Sinfónica de Gotenburgo
Jorma Panula
BIS (1984)


Un registro discreto, de buen oficio pero no demasiado sobresaliente en lo artístico. Häggander tiene una voz dramática y oscura, lo que viene bien a la pieza, pero también carece del gran lirismo que también requiere. El maestro Panula es eficaz, aunque la sencillez del acompañamiento no permite grandes lucimiento en este aspecto.

Interpretación: 6,5 Estilo: 8 Sonido: 6,5



Versión preliminar

Folke Gräsbeck, piano
BIS (2008)


Poco comentar sobre este manuscrito rescatado aparte de su interés musicológico, aparte de que precisamente un gran experto en el compositor como es Gräsbeck nos la ofrece.

Interpretación: 8,5 Estilo: 9,5 Sonido: 8,5

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Finalmente, como ilustración sonora, les ofrecemos hasta dos distintos videos con la canción, ambos excelentes. En primer lugar un registro del que no hemos dado cuenta, con una de las más grandes cantantes wagnerianas de todos los tiempos, la soprano sueca Birgit Nilsson, acompañada al piano por Janos Solyam, un otoñal disco de BIS publicado en 1994 (aunque la toma es de 1975):
En segundo lugar, el registro de Anne Sophie von Otter que señalábamos en la discografía:

martes, 1 de febrero de 2011

Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 (1901-02): (7) Discografía (2)


Orquesta Filarmónica de Helsinki
Leif Segerstam
ONDINE (2002)


La grabación de Segerstam para Ondine supera con mucho al ciclo antiguo para Chandos (del que hablaremos en el siguiente post). Uno de los momentos cumbre de la integral, de grandes altibajos. El director finés impone una visión llena del mejor romanticismo, pero bajo su aspecto más apolíneo, luminoso y solar. El Sibelius de Segerstam suena robusto pero a la vez delicado, con legati de gran relieve, multicolor y de gran intensidad sinfónica.

El primer movimiento, extraordinario, es inmensamente lírico y suave, resaltando los momentos más pastorales, una reivindicación de las fuerzas de la naturaleza que lo dominan, coloreadas por un dorado sol. El segundo se convierte en una narración romántica, llevada con elegancia y delicadeza, pero también con gran pasión. El scherzo, muy beethoveniano, es algo pesado, pero contiene un bellísimo trío, casi de cristal. El final comienza algo laxo, muy lento en general, con la mirada más puesta en los momentos más serenos de la partitura. Pero camino a la reexposición y en la reexposición misma se gana fuerza, hasta llegar a dinámicas titánicas e irresistibles, para cerrar con broche dorado esta magnífica interpretación.

Interpretación: 8 Estilo: 7 Sonido: 8




Orquesta Filarmónica de Viena
Leonard Bernstein
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1990)


Entre las últimas grabaciones que el maestro norteamericano realizó en su vida está un ciclo por desgracia incompleto a su muerte de las sinfonías sibelianas. Ya comentamos en su día las extraordinarias
Quinta y Séptima, así como los excesos de su Primera . La grabación de esta Segunda cae en los mismos despropósitos que la última mencionada, lenta, ampulosa casi hasta lo titánico, de connotaciones casi mahlerianas y desolaciones infinitas, lo que a la partitura, ya de por sí ampulosa, no le viene precisamente bien. No obstante, la magia del maestro hechiza este disco, en especial en su discurso casi filosófico y lleno de espíritu, como en pocas interpretaciones de la obra.

El primer tiempo peca más que otros precisamente de esa lentitud y de libertades de ritmo y fraseo, aunque nos deja más de una vez sin respiración. El segundo movimiento plantea la más lenta de todas las grabaciones, una lectura indudablemente mahleriana y afectada de gigantismo. El scherzo está mejor compensado con su vibrante ritmo diabólico y su bucólico y paisajístico trío. El final absolutamente apoteósico y poderoso, casi apocalíptica en su majestuosidad. En fin, una versión nada sibeliana pero muy apreciable por la calidad de la dirección, que no se deben de perder los fans de Bernstein ni los que quieran ver otro punto de vista de esta obra.

Interpretación: 7,5 Estilo: 5 Sonido: 8




Orquesta Filarmónica de Nueva York
John Barbirolli
DUTTON (1940)
Grabación monoaural


Grabación histórica en manos tanto de una orquesta como de un director intensamente sibelianos. Una interpretación acelerada (rápida en ocasiones) e impetuosa, y acertadamente muy romántica, con bastante estilo y sobre todo un gran saber hacer musical, a pesar de pequeños desajustes. El sonido es muy bueno para la época.

El Allegretto es un tanto rápido, no obstante revela una gran fuerza y tensión, llena de un apasionamiento poco habitual pero muy efectivo. El Andante también tiene ese apasionamiento, dando a su dramatismo un factor casi heroico. El Vivacissimo tiene un excelente ritmo, sin precipitaciones, pero hubiera convenido más un poco más de separación entre las notas. La transición y el comienzo del Allegro final son discretos, pero como en otras muchas grabaciones el sentimiento va saliendo a flor de piel a lo largo del tempo, con un majestuosidad casi beethoveniana. Muy recomendable, de nuevo nos preguntamos por qué la más difundida es la menos destacada de las grabaciones de Barbirolli (ver más abajo).

Interpretación: 7,5 Estilo: 6,5 Sonido: 4




Orquesta Sinfónica de Bournemouth
Paavo Berglund
EMI (1978)


La segunda grabación que situaremos del director finés aquí es sin embargo la más antigua. El sonido sobrio habitual en él se trasmuta aquí en un refinado lirismo y serenidad clásica, con el bello son de la orquesta inglesa (especialista histórica en el compositor) como protagonista absoluta. El primer tiempo es algo lento, enormemente pacífico y tranquilo, acentuando su aspecto pastoral. El segundo es igualmente tranquilo, melancólico más que trágico, pesimista, sumiso ante la tragedia. El scherzo es potente y nervioso, mientras que el trío tiene un lirismo profundo, casi reflexivo. El finale es tan lírico como romántico y, solemne, con una oca esplendorosa, el mejor movimiento de la grabación sin duda. Recomendable tanto por su calidad como el bajo precio que puede encontrarse por toda la integral.

Interpretación: 7,5 Estilo: 8 Sonido: 7





Orquesta Filarmónica de Helsinki
Paavo Berglund
EMI (1986)

La tercera grabación que comentaremos del director finés es una de las versiones más clásicas y reconocidas del mundo, sin duda merecida, aunque creemos que hay otras muchas que la superan (incluso del propio director, como señalábamos antes). La interpretación tiene el acostumbrado tono sobrio del Berglund. Y un colorido oscuro y lejano: algo más de nitidez en los timbres no le habría venido mal para esta sinfonía en particular ya de por sí densa en orquestación.

El Allegretto trascurre ágil, con el tempo perfecto gran agitación interna y seriedad. En el Andante también se acierta en el tempo y el tono del movimiento, más melancólico que dramático, si bien en ciertos momentos el director parece un poco distante. El Vivacissimo también impecable, aunque también algo desangelado, con algunos intercambios tímbricos no bien aprovechados. El Allegro moderato es poderoso y efectivo, pero también lleno de esa melancolía y oscuridad que inunda toda esta interpretación. Recomendable, aunque siempre sabiendo que hay más posibilidades.

Interpretación: 7 Estilo: 8 Sonido: 7





Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo
Sixten Ehrling
MELRONOME (1953) - FINLANDIA (1999)
Grabación monoaural


Las versiones de Ehrling han sido, junto con las de Kajanus o Hannikainen, parte de la mítica nórdica de la era pre-estéreo, un conjunto de muy estimables interpretaciones que se acercaban más que en cualquier caso a lo escrito en la partitura y al estilo auténtico del autor, bien conocido en tierras suecas. Sólo el mal sonido puede echarnos para atrás (pobre en especial en la cuerda), pero el buen sibeliano y el amante de las discografías antiguas no debería perderse estas interpretaciones. Ehrling es un buen maestro, no un genio, pero sabe dotar a esta partitura de un carácter poderoso y paradigmático, aportando una visión muy melancólica, nórdica por excelencia.

En el primer tiempo, a pesar de algunos problemas con las trompas, todo está bastante bien situado, con estilo más que correcto y un ánimo auténticamente sibeliano, de ritmos nerviosos y sonoridades en claroscuro. De igual manera transcurre el movimiento lento, con un mirada misteriosa, languideciente y trágica sin excesos, con cierto misticismo muy nórdico. El scherzo es también excelente, como la transición, mientras que el final tiene gran fuerza aunque quizá es un poco lento e incide más en su aspecto más tenebroso.

Interpretación: 7 Estilo: 9 Sonido: 3,5





Orquesta Sinfónica de Boston
Serge Koussevitzky
Grabación monoaural (1950)
NAXOS HISTORICAL (2008)


En este segundo registro (el primero lo comentábamos en el
post anterior) , más tardío, el director se ha impuesto al compositor con el transcurso del tiempo, adoleciendo los mismos amaneramientos postbélicos que apuntábamos al comenzar esta discografía. Su visión es ahora más monumental, de una sensibilidad intensamente romántica, con orquestación apelmazada y excesivos legati, pero cuidando los contrastes. Posee al tiempo un gran sentido del sinfonismo de la obra. Una versión agridulce en suma, de formidables momentos pero con exceso de personalismo por parte del director. Histórica en cualquier caso.

Rn el primer movimiento el maestro de origen ruso incide en la herencia de la pieza, con ecos beethovenianos, brucknerianos o incluso brahmsianos. En el segundo se toma muchas libertades, como el tempo en el pizzicato inicial, pero lo anima con sensacionales ritmos inquietos y palpitantes, con muy poderosos clímax, aunque pueda parecer en ocasiones algo exagerado. El tercer tiempo es algo pesado, pero poderoso. El final pone de relieve especialmente los obstinati y los sonidos de fondo de la orquesta sibeliana, refuerza los aspectos rítmicos, pero sigue padeciendo de ciertas exageraciones.

Interpretación: 7 Estilo: 6,5 Sonido: 4



Orquesta Sinfónica de Londres
Anthony Collins
DECCA (1952)
Grabación monoaural


El ciclo del directo inglés Anthony Collins fue el gran ciclo completo de sinfonías del maestro antes de la llegada del sonido estereofónico. Collins fue un gran conocedor de la obra y el estilo sibeliano, que trata muy estilísticamente, con la tensión nerviosa adecuada, pero quizá con demasiadas irregularidades en la orquesta, hecho más imputable a los profesores que al director. Pero la cercanía al compositor, un ídolo de aquellas décadas en Reino Unido, y la gran tradición británica pesan positivamente en su interpretación. Si esta grabación tuviera una toma más moderna, seguramente sería una de las grandes, pero como hemos dicho más de una vez, la sonoridad sibeliana se ve perjudicada por técnicas más imperfectas. Aun así, tal como hemos dicho al comienzo de esta discografía, el viejo estilo de dirigir Sibelius es más adecuado que el que empezamos a encontrar justo en esta época.

En el primer todo está en su sitio: el tempo, la dinámica, la emoción y el lirismo, quizá con la excepción de algunos pasajes confusos. En el segundo tiempo los contrabajos entran algo perdidos, pero pronto todo se nivela. Entonces llega un bien conducido incremento de tensión hacia el primer clímax verdaderamente magistral, y de nuevo hacia el segundo con un gran trabajo de las cuerdas. El ímpetu de los metales y otros aspectos hace emparentar esta interpretación con las partituras de las sinfonías más avanzadas, una decisión anacrónica estéticamente, pero que deja buenos resultados sonoros. El scherzo contiene todo lo necesario, y de nuevo Collins explora con maestría los cambios, en este caso una formidable transición. El último tiempo entra con unas cuantas pifias de las trompetas incomprensibles, lo que nos deja un comienzo de tempo en exceso dubitativo y tímido, que por suerte va ganando fuerza en el desarrollo, especialmente sereno y bondadoso.

Interpretación: 7 Estilo: 6 Sonido: 4




Boston Symphony Orchestra
Colin Davis
PHILIPS (1976)


En su primera grabación comercial de la obra, el maestro Davis nos propone una lectura sosegada y tranquila de la sinfonía, con un especial énfasis en lo lírico y en lo heroico antes que en lo dramático, limpia y a ratos maravillosa. Una versión muy recomendada para quien no apruebe las lecturas finlandesas o las grabaciones antiguas, y a muy buen precio.

El Allegretto es tranquilo y plácido, muy pastoral en los momentos correspondientes. El Andante intenso y lírico, nunca demasiado dramático o inquietante. El scherzo es refrescante e intenso, inocente respecto a otras versiones, mientras que en el trío volvemos a sentir esa bondad y ese clima sosegado y pastoral que oíamos en el comienzo de la sinfonía. Una maravillosa transición nos lleva a un final muy apasionado (mucho más que el resto de la interpretación) y muy lírico de nuevo.

Interpretación: 7 Estilo: 6 Sonido: 7,5




Orquesta Nacional de la Radio Francesa
Jascha Horenstein
Music & Arts (1956)
Grabación monoaural y en directo


Una muestra más del antiguo arte respecto a esta sinfonía. El maestro nacionalizado americano le da un sabor directo, moderno, nada nostálgico del pasado a esta sinfonía. Todo bajo su justa estética, dando rienda suelta a sus aspectos más originales y novedosos. Destaca su agilidad no reñida con la fuerza, y una especial fuerza dramática.

El primer tiempo suena muy en su sitio, aunque en algunos momentos se hecha de menos algo más de fuerza. El segundo empieza con inquietante misterio, magistralmente llevado. Esa sensación misteriosa y tenue permanece todo el movimiento, pero es perjudicado por cierta laxitud rítmica. El scherzo es ágil, casi aéreo, lo que se agradece frente a la pesadez habitual de otros muchos registros. Una gran transición nos conduce hacia un aguerrido finale, de gran carácter e ímpetu casi revolucionario.

Interpretación: 7 Estilo: 7 Sonido: 3,5



Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca
Sergiu Celibidache
DEUSCHE GRAMMOPHON (1965, 2000)
Grabación monoaural y en directo


El mítico Celibidache nos ofrece una lectura con su habitual discurso mítico, opulento y casi bruckeriano en este caso, más lleno de tradición que de lectura de la partitura. El primer tiempo es bastante correcto, aunque los timbres están demasiado empastados y dominados por la cuerda. El tiempo lento está lleno de misterio y de un sentimiento casi religioso (algo que realmente puede estar en la intención del compositor), de nuevo con un clima cuasi bruckeriano), es sin duda el mejor de esta interpretación. El Vivacissimo suena un tanto precipitado, sin nada que destacar en el trío. El final no tiene la suficiente contundencia: el director rumano opta por ofrecer un discurso meditabundo con toques exuberantes, aunque en los compases últimos el metal la pifia en demasía. En esta grabación se llega a hacer magia (la orquesta en más de una ocasión llega a hablar), con un increíble paradigma narrativo que nos implica de manera directa en la obra, pero de nuevo ocurre lo habitual: la obra es ajena a esa realidad. Recomendado para fans del director, no tanto para el sibeliano concienciado.

Interpretación: 7 Estilo: 4,5 Sonido: 4,5




Orquesta Filarmónica de Berlín
Herbert von Karajan
EMI (1980)


Nunca hemos sabido muy bien las razones, pero a Herbert von Karajan no le complacían mucho las dos primeras sinfonías de Jean Sibelius (a pesar de que en principio podríamos pensar en todo lo contrario, al ser las más "románticas" y asentadas en el repertorio, incluso en el alemán). Por ello esta lectura tiene el oficio extraordinario del director de Salzburgo, pero un ánimo cuando menos extraño. Karajan efectúa una desconcertante mezcla de timbres, distribuidos en bloques compactos y separados, un ritmo ágil pero no nervioso, una gran pasión pero a veces fuera de lugar... como si quisiera llevar el estilo de las últimas sinfonías a ésta... un experimento no del todo acertado, como decíamos en el caso de la versión de Collins. No obstante es una lectura bastante interesante, que pone de relieve unos cuantos aspectos de la sinfonía, y todo bajo el "bello son" de Karajan.

El Allegretto transcurre precipitado, pero no se trata del "nerviosismo" típico de Sibelius, sino más bien una extraña urgencia. El Andante es más equilibrado, innegablemente, con la pasión correcta y no ajeno a la tragedia. En el scherzo observamos cierta falta de contraste en un movimiento que necesita del claroscuro. Tras una transición especialmente enfática y potente, llega un Allegro moderato que suena agarrotado y masivo, con más pompa que poderío, plano y en exceso lento. Como hemos dicho, una lectura interesante, con momentos brillantes, pero no acudan a ella si pueden disponer antes de otras mejores.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6,5




Orquesta Hallé
John Barbirolli
EMI (1967)



Una famosa grabación esta la del maestro inglés, a la que ya nos hemos referido indirectamente en otras grabaciones de Barbirolli. Una lectura elgariana o incluso beethoveniana, quizá demasiado romántica, llena de una extraña luz aunque con emborronamiento orquestal, muy lenta y falta de dramatismo en general, nada que ver con la grabación de 1940 con la Filarmónica de Nueva York.

El primer movimiento es parsimonioso, llena de una profunda calma y placidez y al mismo una inusitada alegría por vivir, aunque nunca efusiva. En el movimiento lento esa calma se vuelve incorrecta laxitud, dando a los silencios un valor no muy sibeliano, en conjunto un tempo un tanto anodino, sin emoción, excepto en el segundo clímax, donde se impone un discurso más apasionado. Al scherzo le falta vivacidad y separar más las notas, mientras que el trío en cambio es más loable, idílico y soñador. La transición es inesperadamente nerviosa y brava, dando lugar a un final notable (igualmente inesperado), de gran fuerza y solemnidad, aunque de vez en cuando vuelve a perderse en la parsimonia. En los últimos acordes nos sorprende alargando la parte de la cuerda (a la manera del final de la Quinta Sinfonía), algo que no está ni por asomo en la partitura. A pesar de algunos aciertos, cuesta explicar a día de hoy este ciclo con la Orquesta Hallé Barbirolli sigue siendo tan bien considerado, que sufre mucho de los males que apuntamos al comienzo de esta discografía.

Interpretación: 6,5 Estilo: 6 Sonido: 6,5


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Próximo capítulo (y 8): discografía (y 3)


lunes, 24 de enero de 2011

Biografía (21): el Vals de la Muerte y el Concierto para violín (1903)

Capítulo anterior (20): estreno de la Segunda Sinfonía, "Tulen Synty" y éxito en Berlín (1902)
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Entre 1902 y 1903 Jean Sibelius establece relaciones con un nuevo círculo intelectual: los "euterpistas". En torno a la publicación de "Euterpe", lanzada por el crítico Karl Flodin. La revista tenía preocupaciones no sólo musicales, sino que también abarca un amplio conjunto de intereses culturales. El grupo reunió a parte de la élite svecoman (esto es, sueco-parlantes y defensores de la cultura sueco-finesa y su lengua) de Helsinki. Pero lejos del conservadurismo y nacionalismo que solía acompañar al movimiento svecoman, los euterpistas eran liberales, y anhelantes de una mirada más cosmopolita, sin denostar, no obstante, la herencia romántica finlandesa. Su búsqueda estética tendió hacia posturas más modernistas, primordialmente simbolistas. Todo ello se situaba en la línea de la personalidad de nuestro músico, que además se sentirá más influenciado por el simbolismo en estos años finales de su periodo romántico, sobre todo en la elección de los poetas de sus canciones.

El crítico musical Karl Flodin (1858-1925)
 
Por supuesto, la pertenencia a este grupo no significaba un posicionamiento excluyente del maestro, que siempre a lo largo de su vida frecuentó amistades tanto a liberales como conservadoras, fennoman (defensores de la lengua y la esencia finlandesa) como svecoman.

El año comienza para Jean Sibelius con la alegría de un nuevo nacimiento, el de Katarina, su cuarta hija la primera tras el fallecimiento de Kirsti. El compositor no parece sin embargo interesado especialmente en la vida marital y familiar. Con sus amigos euterpistas - como años atrás con el "symposium" - pasa muchas de sus noches de acaloradas discusiones en los restaurantes de los hoteles. Entre copa y copa, cigarro y cigarro, y gastando un dinero que nuestro genio no tiene, fluían profundas discusiones de arte, filosofía política y sociedad. Aino tiene que acudir frecuentemente a buscarle en un coche de caballos, sin que una palabra de reproche logre salir de sus labios.

Nuestro genio no descuida sin embargo sus deberes musicales, que incluirán esa primavera varios conciertos en Helsinki, Tampere, y dando el salto a través del Báltico, en Estonia. Pero lo cierto es que tampoco el alcohol es ajeno a su interpretación a la batuta: "cuando estoy frente a una gran orquesta y he bebido media botella de champán dirijo como un joven dios. De otra forma estaría nervioso y tembloroso, me sentiría inseguro de mí mismo, y todo estaría perdido. [...] Puedes ver con esto que mi beber tiene raíces profundas y es tan peligroso y va demasiado lejos. Te prometo intentarlo y hacerlo frente con todas mis fuerzas ", confiesa a su hermano Christian. Su timidez enfermiza y el sentido de la evasión que le persigue desde su niñez siempre han encontrado un refugio catalizador en el alcohol.

En esta estación primaveral comienza la composición de su Concierto para violín opus 47, cuyas primeros esbozos ya habían llegado al papel el año anterior. Nuestro músico había recogido la sugerencia de su amigo Carpelan, pero es obvio que una obra así anidaba en lo más profundo de sus anhelos, en sus sueños de juventud: convertirse en un gran virtuoso del instrumento de cuatro cuerdas.

Otros trabajos de estos días están dedicados al piano, como soñadora Barcarola opus 24 nº10 y las Seis canciones populares finlandesas JS.81. Este último cuaderno constituye un título singular dentro de la producción de Sibelius. Será una de las poquísimas ocasiones (prácticamente la única en su madurez) en que el genio nórdico emplee material folclórico auténtico para escribir su música.

Como ya hemos observado habitualmente Sibelius no quiso convertirse en un glosador de melodías populares al estilo de lo que hicieron otros compositores comúnmente llamados "nacionalistas". Nuestro autor es muy celoso de la singularidad y originalidad de su estilo: no quiere préstamos. Y tampoco está interesado en la música folclórica real, sino más bien en su espíritu, en su esencia más primitiva y antigua (o supuestamente más primitiva y antigua: los ideales estéticos del "karelianismo").

Con la citada obra de nuevo ha aceptado una indicación de Carpelan, pero no hará simples arreglos para orquesta de cuerda como propuso su buen amigo, sino más un extraordinario ensayo impresionista, casi minimalista incluso, que partiendo de la sencillez de los cantos ancestrales busca recrear atmósferas desconcertantes y oscuras. Su esencialismo vanguardista, su libertad modal y sus audacias armónicas, a pesar de la simplicidad del material de partida han hecho comparar estas Seis canciones populares finlandesas con partituras de Bela Bartók.

Carpelan y Aino se alían para convencer a Jean para alejarlo lo más posible de los vicios de la gran ciudad, por lo que la familia pasará un extenso verano en la localidad de Lohja. Durante es estancia se concentrará al máximo en el Concierto, que espera estrenar en otoño, tal como promete en sus continuas discusiones con Willy Burmester, el destinatario original de la obra.
 
Lohja en la actualidad
 
Durante el mes de julio Axel Borg, tío materno del compositor fallece. En su herencia deja a nuestro músico cierta cantidad de dinero. Antes que aquellos marcos se pierdan en los placeres nocturnos de su marido, Aino decide reservarlos para construir una nueva y definitiva vivienda para los Sibelius. Su hermano Eero Järnefelt, junto a otros destacados artistas y escritores, ya había elegido el lago Tuusula, contiguo a la población de Järvenpää, como hogar perfecto para un creador, donde poder dedicarse en tranquilidad, sin distracciones a su arte. Jean y Aino habían soñado con algo así desde hacía años, y tras explorar bien las posibilidades ambos están de acuerdo en sumarse a la pequeña colonia intelectual, y construir Ainola, la casa donde pasarían el resto de sus largas vidas.

Pero aun faltaría un tiempo para el comienzo de la edificación. De momento en Lohja puede dedicarse al Concierto, pero no lo hará en exclusiva. En agosto viene a la luz una de sus mejores canciones "Höstkväll" ("Tarde de otoño") opus 38 nº1, sobre texto de Rydberg, el "poderoso lamento otoñal" en palabras del autor. Y de vuelta a Helsinki, donde alquilan un nuevo piso, escribirá dos nuevas sången sobre versos del mismo poeta, "På verandan vid havet" ("En un balcón hacia el mar") opus 38 nº2, oscura y poderosa; y la serenata "I natten" ("En la noche") opus 38 nº3. Ida Ekman estrenará en octubre estos dos últimos títulos, y en noviembre su versión orquestal.

Mientras firma el contrato para adquirir las tierras donde se asentará Ainola, nuestro genio prosigue con la composición del Concierto, que obviamente no ha podido ser terminado en la fecha prometida, aunque ya se siente capaz de adelantar su dedicatoria a Burmester. Los dos primeros movimientos están casi finalizados en septiembre y a finales de año puede enviar al virtuoso una reducción para violín y piano (a la partitura orquestal aún le quedarían unos ajustes). Burmester está entusiasmado con la partitura.

Pero ha de reservar energías para otro encargo: escribir la música incidental para acompañar el estreno de "Kuolema" ("Muerte"), drama redactado por un hermano de su mujer, Arvid Järnefelt, que quería dotarlo de una partitura de gran peso. La obra es de estética simbolista, lo que sin duda cautivó la sensibilidad estética de Sibelius.

 
El escritor Arvid Järnefelt (1862-1932). Fotografía de antes de 1900
 
El compositor escribió un total de 6 números musicales no muy extensos en cuanto a duración, pero ciertamente de gran importancia dentro de la representación. La plantilla consistía básica una pequeña orquesta de cuerda, a la que se sumaba en el escenario el canto de los protagonistas, además del toque de campanas.

El trabajó le ocupó entre octubre y noviembre de ese año, listo para el estreno el 2 de diciembre. De todos los números de "Kuolema" JS.113 hay que destacar el primero, Tempo di valse triste, que tras un revisión dio origen al arreglo de concierto del año siguiente, Valse triste, que se convertiría en una de las piezas más populares del autor. La escena retrata el sueño de la convaleciente madre del protagonista, Paavali, bailando hasta el frenesí en una fiesta. Alguien llama a la puerta. Primero cree reconocer a su difunto marido, pero realmente es la propia Muerte. Cuando amanece la anciana ha fallecido.

Existen multitud de anécdotas sobre la composición de esta pieza, pero todas ellas parecen estar teñidas de la fantasía atribuible a su popularidad. El hijo de Arvid Järnefelt dijo haber presenciado la súbita inspiración de la melodía del vals en una soleada mañana de verano. Un amigo de sus noches en el hotel Kämp contó sin embargo que el vals surgió al piano de una de esas noches, tras la ingesta de quinina medicinal por parte del músico, y al recordar sus días en Viena.

Curiosamente la música de Sibelius no atrajo en principio mucho más la atención que la propia obra teatral, que tuvo buena acogida por parte de crítica y público. Entonces ni Arvid Järnefelt ni Jean Sibelius se podían imaginar el futuro de aquel vals anunciador de la muerte.

Mientras, al Concierto para violín aún le quedaría una larga historia. Pero eso ya es materia para otro capítulo de esta biografía.
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Capítulo siguiente (22): el estreno de la versión original del Concierto para violín y el traslado a Ainola (1904)

miércoles, 12 de enero de 2011

Segunda Sinfonía en Re Mayor opus 43 (1901-02): (6) Discografía (1)

Capítulo anterior (5) IV. Allegro moderato
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Es un hecho que la Segunda Sinfonía de Jean Sibelius es una de la obras más interpretadas de su autor, como ya hemos señalado en más de una ocasión. Y como también decíamos, forma parte indiscutible del repertorio habitual de directores y orquestas sinfónicas. Muy pocos de los grandes directores del siglo XX no han pasado por la partitura, lo que nos deja un número de grabaciones discográficas ciertamente abultado.

De todas ellas, que sobrepasarán en varias decenas el centenar, hemos podido acceder directamente, escuchar calmadamente y analizar casi cuarenta, que pasaremos a comentar en al menos tres de nuestras entradas. No son todas por supuesto, pero creemos que estarán la mayoría de las más importantes y aquellas a las que el lector pueda acceder sin extrema dificultas. Los más inquietos (y lectores de inglés), pueden ver un pequeño comentario en este link, que incluye algunas viejos registros que estaban a nuestra disposición.

Hablando de las grabaciones históricas, esta obra tiene una peculiaridad que no presentan en general las obras de Sibelius. Forma parte de nuestra compresión de la estética del autor finlandés: la correcta observancia del estilo tan personal del compositor, bien reflejada en la interpretación, es esencial para una buena ejecución de sus partituras. A buen estilo, buen concierto o buena grabación. Eso implica normalmente que suelen ser los directores del ámbito cultural de nuestro autor, o bien directores que son honrados y fieles con la partitura, los que mejores frutos pueden cosechar.

Esto se cumple parcialmente en la presente discografía, pero también otro hecho sobresaliente: las grabaciones más antiguas, de los años 60 hacia atrás al menos, son muchísimo más fieles al texto y al espíritu de la sinfonía que las de décadas posteriores - con la excepción señalada -. Reflexionando sobre este peculiar hecho, no podemos obtener más que dos conclusiones- dejando detrás la idea de "cualquier tiempo pasado..." -.

Por un lado la sumisión de la obra en el repertorio hizo que todo lo singular del estilo de Sibelius se olvidara en el lago de la estandarización. Esto es, tras la Segunda Guerra Mundial se toca todo el repertorio con el mismo prisma, ya fuera Bach, Beethoven o Wagner. No se distinguía entre una sinfonía de Sibelius y una de Brahms.

Por el otro lado, y muy relacionado con el punto anterior, es el hecho del cambio de percepción del compositor nórdico, como apuntamos frecuentemente, tildado de "conservador" y "romántico". Eso tuvo el efecto de atraer por una parte a directores cuya estética coincidía con ese tópico, y por el otro el olvido de la originalidad y modernidad del autor (aun en esta sinfonía, ciertamente la más "romántica" de todas las que escribiera).

Los directores anteriores a ese tiempo en la que Sibelius solo emitía en blanco y negro tienen más cercana su estética, el ambiente artístico en el que se ejecutaba la obra, y hasta al propio compositor o alguno de sus paladines (como Kajanus) dirigiéndola.

Esa sería la explicación a este hecho, según nuestro punto de vista. Si otras obras de Sibelius tuvieran tanta discografía antigua, posiblemente sucediera lo mismo. Pero como sabemos, hasta tiempos recientes nuestro genio permaneció oscurecido y hasta ignorado en muchos aspectos.

Después de estas observaciones preliminares, pasemos a la primera parte de la discografía de la obra.
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Orquesta del Real Concertgebouw de Amsterdam
George Szell
PHILIPS (1964)


La crítica ha sido bastante unánime concediendo a esta grabación el título de "mejor Segunda de Sibelius". Y aquí no podemos estar en desacuerdo con esa acertadísima apreciación. Sólo daremos dos advertencias al respecto: que en cuanto es estilo podría haber profundizado más (bajo la importancia que damos aquí a este tema), y que aunque sea la mejor no es por supuesto la única grabación, por lo que les animamos a que no sea ésta su único disco de la obra.
Dicho esto poco habría que añadir, salvo que hagan lo posible por hacerse con este inmortal registro si no lo tienen ya.

Estamos obligados sin embargo a dar al menos unas cuentas notas sobre la histórica interpretación... El maestro de origen húngaro George Szell no interpretó muy asiduamente a Sibelius, aunque con su Orquesta de Cleveland las sinfonías formaron parte de algunas temporadas (recordemos que el público americano ha sido siempre uno de los más sibelianos). Curiosamente éste fue su único registro en estudio del maestro finlandés (si bien existe alguna grabación, extremadamente rara, de ejecuciones en directo), y no lo efectuó con su formación habitual, sino con una orquesta europea. Estos condicionantes podrían hacer pensar a priori en un registro secundario, pero nada más lejos de la realidad. Szell es un músico absoluto, auténtico prodigio de la batuta, un perfeccionista como pocos y con gran fidelidad en general a lo escrito. Y eso le viene muy bien a Sibelius, como ya hemos dicho. Con ésta, la menos nórdica de las sinfonías del músico nórdico, puede tener mayor libertad a la hora de darle un enfoque más centroeuropeo, incorporando la obra a la gran tradición de Beethoven, Schubert, Bruckner..., que además la orquesta conoce absolutamente. El resultado es un verdadero estado de gracia, todo sonando como debe sonar, sin errores o tachas. Sí cae en ocasiones en cierta frialdad emotiva, pero al tiempo evitando sentimentalismos, que tanto daño hacen a Sibelius. En resumen: no tiene todo lo que se podría pedir y sin embargo, tras escucharla, no podemos pedir más...

El Allegretto es casi perfecto, con su excelente y luminosa tímbrica, su agitación interior, su lucha elegante entre la alegría y la tristeza, la luz y la oscuridad, lo apolíneo y lo dionisiaco... equilibrada y al tiempo llena de drama y vida. El segundo movimiento adopta una seriedad casi bruckeriana, pesimista, con un verdadero lamento existencial en el pasaje de la cuerda al unísono en la reexposición (¡excelente la orquesta!), y una grandiosidad fuera de duda. El scherzo también muestra esa orientación bruckeriana con su demoledor fatalismo rítmico, aunque en el trío sabe ser romántico e íntimo. La transición sabe serlo a la perfección, sin concesión al desánimo. El Finale irrumpe (tras una sensacional respiración) con domino y poder absoluto, lleno de voluntad y de ansia de triunfo. De este movimiento poco más podríamos decir aparte de que es prácticamente perfecto en su ejecución, aunque no podemos dejar de destacar un hermosísimo segundo tema en la reexposición y una coda monumental cuando no gloriosa. El resultado constituye un imprescindible de cualquier fonoteca sibeliana.

Interpretación: 9,5 · Estilo: 8 · Sonido: 7



Orquesta Sinfónica de Londres
Robert Kajanus
COLUMBIA (1930) - NAXOS (2013) - Grabación monoaural

La primera grabación de la historia de esta sinfonía fue financiada por el gobierno finlandés y encargada al director recomendado por el compositor, el gran Robert Kajanus, intérprete de excepción de sus obras orquestales desde sus primeros tiempos. Aunque desde luego Kajanus no pretendió ni mucho menos ser uno de los mejores directores de su tiempo, su conocimiento milimétrico de la música de Sibelius convierte a esta grabación en una de las mejores posibles. Además de su valor histórico - debería ser referencia absoluta, sobre todo en el tratamiento individualizado de los timbres, el ritmo y los tempi sibelianos -, en sí misma se trata de una interpretación excepcional, aun con sus pequeños fallos y el sonido deficiente de la época. Kajanus nos descubre una partitura tempestuosa, arrebatadora, apasionada, dramática, llena de claroscuros y emociones encontradas, y siempre bajo la fascinación y la melancolía nórdicas.

El primer tiempo es agitado y lleno de vida, pasional y bucólico, con sonoridades muy destacadas. Y con su tempo correcto, más rápido que lo habitual. Igualmente ocurre con el andante, donde el pizzicato es más turbador que nunca, y sus oscuridades intensas, dándonos la extraña e intensa sensación de derrota, lo que da una discursividad muy narrativa a la obra. Excelentes el uso de rubato, muy libre pero siempre adecuado, y la expresividad de las cuerdas inglesas en el último tercio del movimiento. La nitidez del tema del scherzo es de nuevo una lección de cómo deben sonar la música de Sibelius, si bien cabría aun más intensidad en su ejecución. De igual manera el trío, con su distinción instrumental plena, que le quita la pastosidad y sensiblería habitual. La transición es agitadísima, ansiosa hacia el final... Éste suena solemne y con gran sentimiento de plenitud, triunfal, pero romántico y sereno. Nos preguntamos si antes de la independencia de Finlandia las ejecuciones de Kajanus de este finale no resultarían más aguerridas, según su propia interpretación nacionalista del sentido de la obra... En cualquier caso un final sublime. Salvo que sufran ustedes de alergia hacia un registro de más de 80 años no pueden abstenerse de este monumento histórico, que ha sido reeditada en el sello Naxos, lo que la hace fácil de encontrar, además a un precio que no se puede rechazar.

Interpretación: 9 · Estilo: 10 · Sonido: 2,5
 

Orquesta Sinfónica de la NBC
Leopold Stokowski
RCA (1954) - CALA (2005)


Stokowski, que conoció personalmente al autor e incluso llegó a dirigir sus obras en su presencia presenta una disyuntiva al sibeliano: por una parte es innegable su enorme calidad interpretativa, pero por otra son numerosas sus libertades respecto a la partitura. No obstante, el juicio debe decantarse por el primer aspecto antes que por el segundo, y el audiófilo no debe perderse nunca estas grabaciones llenas de absoluto hechizo. Ésta en particular ofrece una lectura romántica y llena de pesimismo de la sinfonía, con grandes pasiones y momentos titánicos.
El primer tiempo se plantea con gran serenidad y belleza helénica, casi pastoral, pero a lo largo de la partitura deja transparentar una tensión subyaciente con gran acierto, como sucede en el extraordinario desarrollo. Las mismas sensaciones se mantienen en la reexposición, con algunos accesos febriles que la dan más fuerza si cabe. El pizzicato del segundo movimiento transmite una extraña sensación de intranquilidad, contrastando con unos fagotes decaídos y llenos de melancolía. Brillante. Poco a poco se va dando paso a la tragedia, teñida de un gran pesimismo, con momentos también del hipnótico colorido mágico inicial. El scherzo plantea su variante más diabólica e inquietante, mientras que el trío despliega todo el romanticismo y calidez posible. La transición hacia el Finale es quizá algo brusca, pero el tema del mismo se plantea con gran contundencia y fuerza, imperando con todo su poderío. El contraste con las secciones en menor es brutal, el director americano aprovecha el drama para teñir este triunfo de pesimismo (¡fíjense en los delicados solos de la madera!). La coda arranca de nuevo sones sobrenaturales a la orquesta, dejando una sensación catártica después de esta gran aventura. Fabulosa.
La remasterización se ha enfrentado a problemas con el material original, y se observan algunas deficiencias a lo largo de la grabación. No obstante, no es razón para sustraerse a su fuerza. No se la pierdan.

Interpretación: 8,5 · Estilo: 6 · Sonido: 5


Orquesta Sinfónica de la BBC
Thomas Beecham
BBC (1954) -

Grabación monoaural y en directo

Beecham fue un entusiasta sibeliano, amigo personal del compositor y afamado paladín de su obra, además de un director ciertamente histórico. No es nada raro pues que nos haya legado una de las mejores interpretaciones de la obra, una versión fiel al estilo del compositor, nerviosa, romántica y dramática al tiempo que nostálgica.

El primer tiempo es rápido y ágil, lleno de fuerza, fantasía y color (lástima por la antigüedad de la grabación). El tempo del movimiento lento es más acelerado de lo acostumbrado, pero justamente más próximo a las intenciones del autor, con un pizzicato inicial perfectamente rubato, y unos crescendi de los metales plenamente sibelianos, todo efectuado con solemnidad y drama. El scherzo conoce aquí una de sus mejores interpretaciones, tanto en el fraseo chispeante y vivo del tema principal como en la delicada y pastoral sonoridad del trío. La planificación sonora del finale también es magnífica, con los bajos de la orquesta sonando en su justa dimensión y un maravilloso timbre en los violines. Un tempo de un impecable calor heroico.

Interpretación: 8,5 · Estilo: 7 · Sonido: 4


Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa
Jukka-Pekka Saraste
FINLANDIA RECORDS - WARNER MUSIC (2002)


La integral de Saraste con la Orquesta de la Radio Finlandesa es una de las grandes "tapadas" de la discografía: una magnífica interpretación con un estilo sin tachas, sólo superado en este último aspecto por Osmo Vänskä. Para el particular, el maestro finlandés nos ofrece una visión de gran poder dramático y aliento existencial, refinado sentido instrumental (con perfecta separación de timbres incluso en esta obra en la que Sibelius los solapó más que de costumbre), ritmos nerviosos y agitados, tempi correctos y todo bajo un color como iluminado de las luces y oscuridades del norte, mágico a más no poder.

El Allegretto despide sinfonismo nórdico por los cuatro costados, con sus espacios amplios y frescos, además de un equilibrio perfecto entre cuerda y viento. El segundo tempo tiene un alto grado de fascinación, y misterio, con buenas dosis de drama y melancolía. Saraste ha entendido a la perfección el scherzo, cosa que no es tan frecuente como debiera: agitación nerviosa en el Vivacissimo y lirismo pastoral en el trío. El final de nuevo está iluminado por las luces del norte, por una frescura diáfana y electrizante, como en el comienzo de la obra, pero más apasionado y lleno de fuerza, que se vuelve auténtica triunfo al final. En suma una versión ideal, que les será tan satisfactoria como dificultosa de adquirir.

Interpretación: 8,5 · Estilo: 9,5 · Sonido: 8

Orquesta Sinfónica de Lahti
Osmo Vänskä
BIS (1996)


Esta grabación está sin duda entre las mejores, pero defrauda las expectativas. Decepciona porque a priori el gran director finés es un especialista absoluto en su compatriota, dejándonos ejemplos del mejor Sibelius orquestal a lo largo de sus registros, incluyendo su integral de sinfonías. Por ello la trataremos con la severidad de quien sabe que fue una oportunidad desaprovechada. Vänskä acomete esta obra sin la fuerza y la grandeza necesarias, sin el compromiso adecuado. ¿Cuál sería la razón? ¿Quizá cierta timidez ante los maestros que lo precedieron grabando esta sinfonía? ¿Quizá una expectativa - de los demás o propia - excesiva? Quien sabe. Sí podemos afirmar que a cambio de esa cierta laxitud - sólo en términos comparativos, no obstante -, el director y su Sinfónica de Lahti nos ofrece una de las mejores lecciones de estilo, con sus timbres claros y separados, sus ritmos nerviosos, su énfasis en los coloridos y sonoridades mágicas, y sus contrastes dinámicos. Por eso esta grabación eleva su puntuación por encima de términos puramente interpretativos.

En el primer tiempo Vänskä expone un movimiento lírico y refinado, lleno de sonidos de la naturaleza, pero adolece de su falta de entusiasmo, dejando en realidad una sensación melancólica. Hay cierta falta de ritmo, aunque la agitación interna está presente, quizá no tanto como fuera necesario (¿más lento de lo que demandaba el propio autor?). El andante en esta versión muestra lo importante que es cuidar de sus singulares elecciones tímbricas, siendo el comienzo verdaderamente lúgubre y no apagado como en otras versiones. La orquesta se agolpa sin embargo en los momentos más dramáticos, que suenan algo precipitados, sobre todo la cuerda, ya que maderas y metales suenan absolutos a lo largo de esta grabación. A destacar la reexposición del segundo tema, de formidables juegos de color orquestal. El scherzo de nuevo suena un poco relajado y melancólico, y el trío algo distante. La transición y el comienzo del Finale suenan un poco finales, y la cuerda en exceso masiva (hecho bastante sorprendente en Vänskä, normalmente muy cuidadoso en estos extremos). A lo largo del movimiento se adecua más a lo escrito y a las intenciones del autor, aunque sigue habiendo pequeños desajustes y cierta frialdad. Los momentos últimos en cambio son redondos, con sonoridades excelentes del metal y los timbales, que dan a la sinfonía su justa redención.

Interpretación: 8,5 · Estilo: 9,5 · Sonido: 8,5

Orquesta Filarmónica de Berlín
Okko Kamu
DEUTSCHE GRAMMOPHON (1970)


Karajan invitó a Okko Kamu a darse a conocer en el continente dirigiendo la orquesta berlinesa, comandada entonces por el maestro de Salzburgo. Fruto de ello es un conjunto de excelentes grabaciones, incluyendo la presente. El idioma del director finlandés es absoluto. Comprende a la perfección la entonación, así como la originalidad y modernidad de su compatriota, y tiene a su servicio una orquesta inmejorable. El resultado es una de las mejores versiones del mercado, un poco escondida por el nombre no muy conocido del director, pero presente en varias ediciones, además a un precio excelente (muy recomendable el que presenta la integral de las sinfonías con las tres primeras por Kamu y las cuatro últimas por Karajan, un buen tándem). Y desde luego una notable versión en unos años que no dieron demasiados buenos frutos respecto a esta obra, como apuntábamos al principio de esta entrada.

El primer movimiento es muy adecuadamente nervioso y lleno de contrastes muy sibelianos, donde cabe el lirismo y la ansiedad, lo pastoral y lo terrible... El segundo movimiento de nuevo acierta dándole la adecuada sonoridad fúnebre y de melancolía infinita, y la enorme tensión y drama en los clímax que pide la partitura y que muchos directores no reflejan adecuadamente. El scherzo de nuevo magnífico, sobre todo en su trío pastoral, aunque un poco más de velocidad habría ayudado a darle un grado mayor de excelencia. La transición al final formidable, y el final mismo también muy destacado, con un toque ceremonial y majestuoso no exento de un intenso lirismo y emocionalidad, y de unas sensacionales zonas de oscuridad, aunque igualmente hubiera convenido un metrónomo más ajustado. No se la pierdan.

Interpretación: 8,5 · Estilo: 8 · Sonido: 6,5

Royal Philharmonic Orchestra
John Barbirolli
CHESKY RECORDS (c.1986)


Un imprescindible de la discografía de esta sinfonía. Una visión ésta la de Barbirolli magnífica, amplia, majestuosa, de intenso lirismo y sentimiento. Y todo acompañado de una gran potencia, con una orquesta auténticamente arrebatada por la obra. Quizá sólo se le puede imputar cierta distancia emocional, en ocasiones, y algún que otro desajuste.

El Allegretto se impone con su gran monumentalidad, casi a la manera en que lo hará Bernstein, con gran cuidado por los matices de la partitura y un sentimiento casi celestial en ciertos momentos. El segundo movimiento también participa de una visión trascendente y sublime, llena del drama y el contraste necesario, realmente fascinante, aunque peca de transcurrir un poco lento. El scherzo se mueve con gran soltura y efectividad, el Finale es de nuevo mayestático y monumental, amplio de sentimientos y ocasiones de intensísimo lirismo. Altamente recomendable. Incomprensible que la versión, del maestro británico dirigiendo la Orquesta de Hallé, muchísimo más pobre y deslucida, sea más difundida que ésta, que en la edición señalada puede encontrarse en serie económica. Misterios de la discografía.

Interpretación: 8,5 · Estilo: 6 · Sonido: 6,5

Orquesta Filarmónica de Nueva York
Leonard Bernstein
SONY (1966)


Sin ser la mejor interpretación del primer ciclo de Leonard Bernstein, ésta con la orquesta de Nueva York puede considerarse realmente fantástica. Tiene algún fallo, como una trompeta que no tenía en ese momento un buen día o algo de frialdad en ocasiones, pero el conjunto nos parece realmente fabuloso. Posee una fuerza atronadora y un énfasis en lo rítmico que nos descubre la tensión acumulada que llega a liberar esta sinfonía si se toca con el ímpetu adecuado.

El Allegretto se lleva con gran sentimiento, increíbles ritmos nerviosos y un relieve puesto en los grandes contrastes, desde las frenéticas corcheas de la cuerda hasta los delicados sonidos de las maderas. El Andante es intenso y dramático, apasionado, de arrebatos de locura increíbles. El tiempo comienza con un rubato demasiado libre, pero en general es una interpretación sobresaliente. La cuerdas neoyorkinas suena sensacionales en el Vivacissimo, un torbellino eléctrico de espectacular fuerza, como queriendo escapar de algún fantasma... el trío es lírico pero no tan destacado como el scherzo propiamente dicho. Tras una sensacional transición llegará el momento del mayestático Allegro moderato, lo mejor de la interpretación del director judeo-americano, solemne, aguerrido, romántico, intenso... sin prácticamente nada que reprochar, excepto algo de sonido masivo, aunque a cambio sabe acallar un poco a la exagerada tuba... No se la pierdan.

Interpretación: 8,5 · Estilo: 7,5 · Sonido: 6,5


Orquesta Sinfónica de San Francisco
Herbert Blomstedt
DECCA (1992)

Herbert Blomstedt, director sueco nacido en EE.UU. (de donde sus padres emigraron de vuelta cuando tenía dos años) es un excelente conocedor del estilo sibeliano, muchas de sus lecturas son obligadas, y éste es uno de sus casos. Su sonido nace transparente y refinado, con una nítida separación de timbres, moderno y sin sentimentalismos gratuitos, contemplativo pero emocionado, plenamente nórdico. En esta lectura le devuelve a la sinfonía su estética precisa, lejana de herencias y tradiciones.

El primer tiempo es perfecto, muy equilibrado y de gran belleza de sonido al tiempo que emotivo sin excesos. El segundo, aunque algo lento, es formidable. Tiene una extraña e inquietante serenidad, aunque no evita los momentos más trágicos, y posee un sonido nítidamente nórdico, callado, sobrio y elegante. El scherzo es fresco y dinámico, con un trío de gran belleza y refinamiento, y de nuevo con gran elegancia. La transición al final fabulosa. El final es algo lento y laxo a veces, pero sin ninguna pesadez, etéreo y muy limpio, lleno de ilusión y esperanza, con una coda majestuosa y definitiva.

Interpretación: 8 · Estilo: 8,5 · Sonido: 7,5


Orquesta de Cámara de Europa
Paavo Berglund
FINLANDIA RECORDS - WARNER MUSIC (1998)

Una versión soberbia, sin duda la mejor de Berglund aunque curiosamente sea la menos conocida (sin duda por las dificultades de distribución). De gran sobriedad y refinamiento instrumental, dando por seguro que Sibelius suele perder mucho de la partitura (en cuanto a dinámicas y a orquestación) en conjuntos e interpretaciones masivas, incluso en una obra como ésta pensada en con mayor sentido de la monumentalidad. En este caso Berglund le añade una dimensión muy melancólica y de profunda tristeza.
El Allegretto es sobrio también pero ágil, tenso, y con un gran cuidado en lo melódico. En el movimiento lento el director finlandés sabe dar un acertado acervo dramático sin caer en exageraciones, y sacando mucho partido de algunas sonoridades típicamente sibelianas como el pizzicato, los dúos de flauta o el rumor de la tuba. En el scherzo todo sucede sin violencia, y en el Final se prima el sentimiento a la pompa por la que optan algunos directores, aunque a decir verdad se echa de menos un poco más de entusiasmo y fuerza. En suma una versión más que recomendable.

Interpretación: 8 · Estilo: 8 · Sonido: 7

Orquesta Sinfónica de Boston
Serge Koussevitzzy
Grabación monoaural (1935)
Art One (2006)


Sergey Koussevitzky, el entusiasta sibeliano de origen ruso con sede en EE.UU., fue pionero en ofrecer ciclos completos de sinfonías (con intención incluso de estrenar la Octava) en el país, decididamente sibeliano. Y también lo fue con estas antiguas grabaciones, las primeras después de las de Kajanus y las primeras de un director no finlandés. A pesar de algunos amaneramientos y exageraciones, Koussevitzky representa muy bien la interpretación sibeliana en su estilo más puro y próximo al compositor (aunque el genio finlandés tuviera a veces dudas sobre él). En esta grabación, de buen sonido para su antigüedad, el maestro ruso nos ofrece una lectura romántica y de una intensa agitación, monumental sin llegar al exceso y de gran pasión. Histórica a todas luces.

El primer tiempo trascurre con una gran agitación interior, como un verdadero torrente primaveral, lírico y apasionado, muy romántico. El segundo tiene un excelente sentido dramático, con una fascinante oscuridad y pesimismo, explorando la individualidad tímbrica con gran acierto. Formidable. El tercer tiempo es cambio se deja agolpar por un scherzo de notas demasiado poco separadas, en forma de suaves olas, y un trío demasiado discreto. La transición es un prodigio, si bien el Finale irrumpe lento y cansado, como envejecido... pero después se anima, con mayor contundencia, mucha solemnidad y una gran fuerza y magnificencia.

Interpretación: 8 · Estilo: 8 · Sonido: 3,5

Orquesta Philharmonia
Vladimir Ashkenazy
DECCA (1980)


El Sibelius de Ashkenazy es tan extraordinario como insuficientemente conocido. El director y pianista ruso sin embargo ejerce algo más que su buen oficio en ésta y otras muchas de sus partituras, con un verdadero cuidado por la expresión de sus notas, un sentido muy dramático y comunicativo, junto a un romanticismo fuera de toda duda. Algo perfecto para esta sinfonía en particular, en el que mezcla poder y oscuridad, una lucha que parece reflejar a la perfección en clima bajo el cual Sibelius escribió esta pieza. Una excelente grabación, que nos deja sensaciones semejantes a las que reflejó Kajanus en su "programa" para la sinfonía: un drama que camina al triunfo, una revolución desde el dolor y el inconformismo. El director nacido ruso impone un gran respeto por la partitura, en especial por los timbres, perfectamente bruñidos para llevar a cabo sus ideas acerca de la obra de Sibelius. Como es habitual es Ashkenazy se impone una visión romántica por su sentimentalismo pero al mismo tiempo moderna por su técnica y aspectos rítmicos, con un color oscuro y melancólico, y de un intenso apasionamiento lírico. Una interpretación, como todo el ciclo para Decca, altamente recomendable.

En el Allegretto apuesta por una visión netamente sinfónica, con mucho cuidado por los contrastes dinámicos y tímbricos, dejando oír a la perfección las singularidades sibelianas, en especial los elementos de fondo y aura que pone de relieve, mientras otros directores olvidan en un segundo plano, pese a ser esenciales. En el movimiento lento se apuesta por una honda tristeza, una sumida tragedia con furioso arrebatos; algo lento pero bien equilibrado. El Vivacissimo es ligero, con insinuaciones diabólicas, y con un trío intenso y recogido. El Finale es majestuoso y arrebatador, lleno de furor revolucionario, volcánico y dramático. Excelente la sonoridad de las cuerdas, una lección del estilo sibeliano. La coda es mayestática, llena de ardor guerrero. Una versión espléndida en suma.

Interpretación: 8 · Estilo: 7,5 · Sonido: 7

Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo
Vladimir Ashkenazy
EXTON (2007)


Esta segunda grabación de Ashkenazy es algo mejor técnicamente, sin duda su hacer musical y su conocimiento del autor ha avanzado, pero quizá perdió algo de pasión con los años.

El primer tiempo ahonda en el apasionamiento, y destaca mucho las sonoridades de fondo, dando una dimensión muy estilística y telúrica del movimiento. El Andante es oscuro, dramático, poderoso (excelentes timbales), romántico pero de humores negros... El scherzo es poderoso, a veces incluso eléctrico, mientras que el final desborda por su fuerte carácter, su gran poder de expectativa y de majestuosa resolución, heroica en muchos brillantes momentos.

Interpretación: 8 · Estilo: 7,5 · Sonido: 7,5

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En nuestro próximo post continuaremos con esta numerosa lista de grabaciones de la Segunda Sinfonía de Sibelius.

Capítulo siguiente (7): discografía (2)