miércoles, 3 de diciembre de 2008

Programa de mano: el Valse Triste

Con este título invitaremos al lector del post a un concierto imaginario, unas pequeñas notas de programa que procuran ser útiles para un mejor disfrute de la música. No diseccionaremos aquí las piezas (habrá otros posts diferentes para estas mismas obras), simplemente daremos unas mínimas informaciones sobre los mejores momentos de la música de Sibelius.

El Valse Triste (opus 44 nº1) es sin duda una de las obras más populares del autor finés prácticamente desde el momento de su publicación, con multitud de grabaciones y arreglos de todo tipo. En 1904 Sibelius escribió una serie de números para una música de teatro, "Kuolema" ("La muerte"), un drama simbolista de su cuñado Arvid Järnefelt. Tanto drama como música tuvieron cierto éxito, y el músico decidió arreglar al año siguiente uno de sus números para orquesta de cámara, que venderá al editor por 300 marcos, una cifra ridícula. El compositor no dio mucha importancia a la pieza en principio, jamás se imaginó el éxito que tendría. Éxito del que, como es de imaginar por el contrato, apenas se benefició económicamente.

En la obra, la moribunda madre de Paavali duerme. Y sueña. Una brumosa y lenta melodía de los violoncellos intenta definirse. La madre está en una sala llena de invitados que bailan felizmente. Un nuevo tema más optimista se impone en la cuerda, a la que se suman instrumentos de viento en lo que es ya una melodía grácil y llena de vida. Ella baila hasta que cae exhausta. La danza se para, y los invitados abandonan la sala. Retorna el tema doliente del comienzo. Pero recobra nuevas fuerzas, y las parejas vuelve a un baile cada vez más frenético. Surge el tema optimista, pero pronto todo parece afectado de un creciente e inexorable dolor. Alguien llama en la puerta, y la madre ve a quien cree que es su difunto marido. Pero no es él realmente, sino la propia Muerte, que la reclama para llevársela a su reino. Cuatro violines, en pianísimo concluyen de manera desesperanzada la pieza.

Si buscan ustedes una buena versión quédense con dos directores: primero, el finés Osmo Vänskä, sin duda el mejor especialista en la obra de Sibelius, que le da la melancolía nórdica y el refinamiento que requiere la pieza. Segundo, Herbert von Karajan, que aparte de sus discutibles amaneramientos fue un gran director para Sibelius, y hace de este vals en sus numerosas grabaciones un pieza de extraordinario lirismo y oscuro apasionamiento, como evocando el romanticismo de un mundo que ya no existe.

He encontrado en youtube una versión dirigida precisamente por Karajan, muy lenta (típico de los últimos años del maestro de Salzburgo) y con el sonido no muy bueno de el servidor de video, pero ciertamente interesante:


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