domingo, 6 de diciembre de 2009

"Norden" ("El norte") opus 90 nº1 (canción sobre un texto de Runeberg)

"Norden", es sin duda uno de las canciones más hermosas y expresivas de Sibelius, uno de esos momentos donde texto y música se unen a la perfección para agarrotar el alma.

Hemos escogido este "sång" en particular por tres motivos. En primer lugar, para poder mostrar uno de estos maravillosos poemas cortos de
Runeberg, del que hablábamos hace unos días, y de lo que es capaz Sibelius al ponerlos en música.

En segundo lugar, para recordar la efeméride de hoy, el Día de la Independencia de Finlandia, que es la fiesta nacional en el país, como ya recordamos en el
post de hace justo un año.

Pero esta vez, en tercer lugar, no queremos hablar de la conmemoración del evento (del que se cumplen 92 años), ni de la forma tradicional de celebrarlo, sino que queremos hacer una evocación más libre del sentimiento nórdico, no bajo el patriotismo de
Finlandia opus 26 y obras similares, sino a través de una pieza mucho de mayor espiritualidad y profundidad, aunque sea también mucho más modesta.

Precisamente Jean Sibelius escribió "Norden" apenas unos días después de la proclamación de la independencia: el día 12 de aquel diciembre de 1917 fechó su conclusión. Lejos de la alegría que se supondría en la mayor parte de sus compatriotas, el pesimista maestro constató, según anotó en su diario la "creciente anarquía. Mi patria infeliz". Temía y mucho las tensiones que había liberado la proclamación unilateral de secesión de la revolucionaria Rusa (sólo aceptada el último día de ese año, según nuestro calendario latino), tensiones que finalmente cumplieron los peores augurios y se desataron en una corta pero cruenta
guerra civil.

Ese mes, en el que según las anotaciones de su diario estaba próximo a la depresión, nuestro músico se mantendría musicalmente ocupado en planificar una nueva revisión de su Quinta Sinfonía (compuesta en 1915 y con una primera revisión al año siguiente) e idear las Sinfonías Sexta y Séptima (¡no concluidas hasta 7 años más tarde!). Pero también hubo espacio para una nueva colección de canciones, que llevarían el número de opus 90, concebidas para Ida Ekman, la soprano que estrenaría tantas y tantas obras vocales del compositor. Las seis piezas, escritas todas esos días de 1917, se basan en textos de Runeberg, pero cada canción es una partitura aislada de las demás: Sibelius nunca escribió un ciclo de "sången" propiamente dicho, aunque las colecciones puedan basarse en un solo poeta - como este opus 90, el 57 o el 13 - o en un tema - el opus 88, también para Ekman -.

Löven de falla,
sjöarna frysa. —
Flyttande svanor
seglen, o seglen
sorgsna till södern,
söken dess nödspis,
längtande åter,
plöjen dess sjöar,
saknande våra.
Då skall ett öga
se er från palmens
skugga, och tala:
Tynande svanor,
vilken förtrollning
vilar på norden?
Den som från södern
längtar, hans längtan
söker en himmel.


(Dikter II, XXXIII- Idyll och epigram nº27)

Las hojas caen,
los lagos se congelan.
¡Cisnes que migráis
navegad, oh, navegad
tristemente al sur;
buscad allí el alimento
añorando el hogar,
arad sus lagos
anhelando los nuestros!
Entonces un ojo
buscará de la palma
la sombra, y dirá:
"lánguidos cisnes,
¿qué encantamiento es
el que ata al norte?
El que en el sur
siente añoranza, su añoranza
busca un cielo."

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El poema de Runeberg refleja el modo de sentir de los pueblos nórdicos, esa extraña melancolía que produce el camino del norte y su rara y escasa luz, de la que las aves migratorias huyen pero al que acaban siempre volviendo. Es ese paisaje del invierno septentrional de infinita tristeza del que huyen los cisnes, símbolo de la belleza que se aleja pero acaba regresando en el ciclo eterno de la tierra.

También hay en el poema una idea de panteísmo, de una naturaleza inteligente y viva que abarca todo y que se confunde con la idea misma de la divinidad. Sibelius se siente muy atraído por esa idea, y aunque no sabemos si realmente fue un panteísta - como en algunos lugares se ha afirmado a la ligera -, ya que nunca se pronunció sobre sus creencias más profundas, desde luego en más de una ocasión se aproxima a esa idea de divinidad manifestada como naturaleza. Y sin duda lo evocó muy claramente en su música, incluso en sus obras más abstractas.

Desde luego esta naturaleza del poema de Runeberg y de la canción de Sibelius está viva, pero ofrece su faz más pesimista, oscura, evocadora de una magia primordial y secreta.

"Cisnes voladores", fotografía de de Pastadog

La canción más interpretada de la colección es un pequeño prodigio de la concentración formal de Sibelius en la que profundizaba progresivamente su música: el acompañamiento consiste en una serie de acordes en obstinato, sincopados y principalmente disonantes (en un tenso modo menor), sobre la que flota una melodía libre en la voz, casi al estilo de un arioso. Para Andrew Barnett esa línea vocal parece querer imitar el vuelo de los cisnes.

La melodía aunque de apariencia libre, está regulada por la marcha del poema, reproduciendo fielmente la estructura de sus versos y sus dos partes (la llamada a los cisnes y la cuestión del habitante del sur). Ambas estrofas musicales (en el poema no existe división, pero la cesura es evidente) acaban en un crescendo que en la segunda y última sí llega a culminar toda la tensión dinámica y armónica acumulada. Y lo hace resolviendo en una armonía consonante sobre la palabra "himmel", es decir "cielo".

Muchos comentaristas han comentado la modernidad de la canción, y cómo sus repetitivas , casi hipnóticas armonías y disonancias adelantan muchos aspectos del poema sinfónico Tapiola opus 112 (escrito en 1926 y de claras connotaciones panteísticas también), incluyendo su catártico final de sublimes acordes en modo mayor.

Una verdadera pequeña joya de la literatura sibeliana, y una evocación sin par del paisaje y la vida en el frío norte.

Discografía

Las cuatro grabaciones de esta canción ya fueron comentadas en el post global dedicado a las sången del autor, detallamos cada registro individualmente en lo relativo a la pieza que nos ocupa.

Anne Sofie von Otter (para Bis, con su pianista habitual, Bengt Forsberg) es sin duda la mejor versión, tanto por ser la mejor cantada como la que mejor refleja estilísticamente la partitura y el poema. Von Otter es una mezzo excepcional, lírica y a la vez dramática, sin teatralidad pero tampoco con lejanía. Es verdaderamente la voz del poeta visto por el músico la que podemos escuchar aquí.
Interpretación: 9 • Sonido: 8 • Estilo: 9

La de Jorma Hynninen (con Ralf Gothóni, para Finlandia Records) es doliente, casi angustiosa sin llegar al drama, con una infinita melancolía. Tanto el barítono como el pianista llevan a la canción a las cercanías de lo sinfónico, sin que por ello la partitura sufra, más bien todo lo contrario.
Interpretación: 9 • Sonido: 7 • Estilo: 9

La versión de Karita Mattila (con Ilmo Ranta, para Ondine) es lírica, languideciente, evita la teatralidad con cierto tono narrativo, aunque en ocasiones la voz de la magnífica soprano se desgarra de dolor.
Interpretación: 7 • Sonido: 8 • Estilo: 8

Tom Krause es tranquilo, casi desde la distancia, y triste, el piano de Irwin Gage explora las disonancias para establecer un contrapunto realmente interesante en esta grabación de Decca.
Interpretación: 7 • Sonido: 7 • Estilo: 7


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Hemos encontrado un video en la red con la grabación de Mattila y Ranta. Las imágenes son una curiosa serie de secuencias de cisnes, aunque animamos a nuestros lectores a que no se centren en las imágenes, sino en la letra y la traducción que les hemos proporcionado, y dejen flotar libremente su imaginación... a aquel frío y mágico mundo del norte...

1 comentario:

  1. Bellísimo el poema, la música, la lengua en el que fue escrito, así como bellísima la interpretación (y la intérprete que no sale en el video).

    Y acertadísimo el análisis, digamos "étnico-psicológico" de su mensaje. Bellísma, sin reservas, la alegoría propuesta por el poeta.

    En los "Campos Góticos" de Escandinavia, después de un tibio noviembre y comienzo de diciembre hemos extrenado las primeras nevadas de la temporada hace dos días, como quien dice, y tanto la letra como la música del poema se ajustan como anillo al dedo al ambiente del lugar.

    Un abrazo.

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