miércoles, 14 de octubre de 2015

Mi nombre es Sibelius, Jean Sibelius

Aunque en la Finlandia actual el nombre de Jean Sibelius sea tan familiar como para los hispanohablantes el nombre de Miguel de Cervantes, curiosamente no es, en realidad, un nombre típicamente finés. Para ser más precisos el nombre es la forma francesa, no la finesa (que sería Juhani) del nombre bíblico, y el apellido una latinización típica de los nombres suecos... Recordemos que el músico tiene su origen en la minoría suecoparlante de Finlandia, la población que se asentó en el país durante los muchos siglos en los que formó parte de la corona de Suecia.

De hecho para el hablante finés la sonoridad de "Jean Sibelius" es bastante ajena, sobre todo el nombre de pila "Jean", completamente extraño a la fonética del idioma fino-ugrio. Por ello, salvo por distinción culta, muchos finlandeses lo pronuncian "a la finesa", sonando aproximadamente como "yan" en castellano. La letra "b" del apellido tampoco es propia de la fonética finesa, aunque no por ello se suele pronunciar incorrectamente por los finoparlantes (sobra decir que los suecoparlantes nunca), aunque sí que se puede oír alguna vez que ese sonido se hace algo más duro en su lengua, de modo que la bilabial suena como a mitad de camino entre "Sipelius" y "Sibelius".

Pronunciación de "Jean Sibelius", sacado de Wikipedia. Si en tu navegador no aparece el reproductor, sigue el enlace

Descifrar este galimatías lingüístico poca trascendencia tiene de por sí para profundizar en la biografía o el arte de nuestro músico, pero el trasfondo que contiene la resolución sí nos da buena cuenta del entorno de lenguas e identidades en el que se movió el compositor.


Johan, Janne, Jean

Casi un mes después del nacimiento de su segundo vástago, Christian Sibelius escribió a su hermano Pehr "ven y da la bienvenida a nuestro hijo. Su nombre es Johan Christian Julius. Nosotros lo llamamos Janne en recuerdo de nuestro hermano". En 1864 el capitán Johan Sibelius había muerto al parecer en La Habana de fiebre amarilla, y en su memoria su padre le puso al futuro genio tal nombre. El suyo propio se convertiría en el segundo, aunque sería el hijo póstumo del doctor Sibelius quien recordaría al propio padre, cuya familia desde luego sufrió varias muertes tempranas. En cuanto al tercero, Julius, no se puede adscribir a un familiar directo, salvo quizá a su abuela materna, Katarina Juliana. En cualquier caso el compositor sólo usaría el primero de ellos.

"Janne", es la forma familiar del nombre sueco "Johan" como del finés "Juhanni" (curiosamente en Noruega, Dinamarca y Estonia el mismo diminutivo lo es de la forma femenina, no de la masculina). Como "Janne" se le conoció en todo su entorno hasta la vida adulta, y cuando el músico fundó su propia familia, se le conocería en ese ámbito privado también "Janne", hasta el fin de sus días.

Cuando el protagonista de nuestro blog marchó a Helsinki para iniciar sus estudios superiores, sus compañeros le dieron el apelativo de "Sibbe", lo cual como veremos más adelante no está exento de una extraña clarividencia. Pero es entonces, en el invierno de 1885-1886, cuando comienza a emplear el definitivo nombre "Jean", según encontramos por primera vez en una carta de recomendación de su maestro Martin Wegelius y en una crítica a una de sus primeras apariciones públicas como violinista.

Comúnmente se admite que el cambio procede de una cuestión práctica: el músico tenía a mano un gran número de tarjetas grabadas por su tío, el marino Johan Sibelius, que utilizaba una forma "internacional" del apelativo por sus grandes viajes a través de los océanos.

Un ejemplar de las tarjeta de visita del capitán Jean Sibelius reutilizadas por su ilustre sobrino

Aparte de la razón prosaica puede haber otra más artística. En la Finlandia musical la lengua predominante era el alemán, no sólo porque buena parte de los músicos profesionales del país procedían de allá - Kajanus utilizaba en parte el alemán en los ensayos de su orquesta -, sino también por la influencia de la propia escuela alemana entre la nueva generación autóctona de compositores (el mismísimo "padre de la música finlandesa", Fredrik Pacius (1808-1891), había nacido en Hamburgo). Sin embargo en el siglo XIX aún el francés era la lengua del arte europeo, incluyendo la música. Y lo que es más, para el joven Sibelius, un aspirante a virtuoso del violín, era el idioma de la escuela de virtuosos francesa, incluyendo Pierre Rode, Charles-Auguste de Bériot y Henri Vieuxtemps (estos dos últimos en sentido estricto belgas), músicos a los que estudió y admiró en esos días. "Jean" por tanto era el "nombre artístico" (según su propia definición) perfecto para un violinista. De esta manera actuó de forma muy semejante a la de un siglo antes el compositor bohemio germano-parlante Anton Rösler, cuando tornó su nombre hacia el prestigioso italiano del momento, y convirtiéndose así en "Antonio Rosetti", nombre bajo el cual se le recuerda.

En todo caso, aun cuando los sueños de virtuoso se disolvieron para dar origen a las grandezas del compositor, mantuvo el nombre el resto de su vida, tanto en su propia nación como en el extranjero, donde su fama fue acompañada siempre por la forma francesa de su nombre de pila.


De Sibbe a Sibelius: la genealogía de la familia

El apellido Sibelius tiene una historia algo más complicada. Pero también en torno a nombres cambiados: el bisabuelo del compositor fue bautizado como Matts Mårtensson (1721-1782), un descendiente de campesinos cuyos orígenes se remontarían por lo menos al siglo XVI. Nació en Artjärvi, localidad finoparlante de la zona de Uusimaa, región del sur del país tradicionalmente suecoparlante. Mårtensson emigró a la parroquia de Lapinjärvi, y se casó Anna Andersdotter, de la hacienda Sibbe ("Sippe" según algunas fuentes). Tanto "Mårtensson" como "Andersdotter" no son nombres familiares, sino patronímicos suecos ("hijo de Mårten" e "hija de Ander", respectivamente). Como en todos los países de tradición nórdica no estaba extendido en Finlandia aún el uso moderno apellido (costumbre aún mantenida en Islandia).  Aún a finales del siglo XIX entre el campesinado el patronímico era lo más corriente, tanto en finoparlantes como entre suecoparlantes. Los apellidos empezaron a ser tomados principalmente de las haciendas donde trabajaban o de la parroquia donde residían.

Matts Mårtensson acabó heredando parte de la hacienda Sippe, en la que nació ya el abuelo del compositor, Johan, su segundo hijo, que a la sazón recibiría el nombre de Johan Mattsson. Johan emigró a Lovisa (con la denominación finesa de Loviisa en la actualidad), donde se convirtió con sólo 10 años en asistente de un comerciante local Pehr Unonius, y con el tiempo su contable. En un ambiente menos rural, y quizá siguiendo la denominación el de su patrón, de segura ascendencia sueca, transformó el nombre de su Sibbe natal en un nuevo nombre para la familia: Sibelius. Johan Sibelius (1759-1820) fue pues el primero de su apellido, apellido que creó él mismo. 

La terminación "-lius" o "-ius" era en origen un toque de distinción entre los eclesiásticos suecos del comienzo de la era de la reforma, y se inspiraba en la palabra latina "filius", que convertía así la característica desinencia del patronímico "-son" ("hijo"), aunque normalmente no se refiriera a un ascendente. Por ejemplo, el padre del conocido naturalista Carl Linnaeus, que fue pastor luterano, creó el apellido a partir del gran tilo, "lind" en sueco, de su hacienda. Con el tiempo, la terminación salió el ámbito religioso, y se convirtió en símbolo de una clase culta y de alto estatus. 

Tal vez tal cambio etimológico lograra su objetivo, puesto que Johan Sibelius dejó atrás sus orígenes campesinos y se convirtió en un próspero burgués, llegando a ser elegido concejal en la localidad. Que su hijo Christian, el padre del compositor, pudiera estudiar medicina también era síntoma de una buena posición, aunque no la mantuviera en los años que precedieron a su prematura muerte, por sus gastos excesivos y deudas que tuvo que heredar su viuda.

En la propia Finlandia, aun ya formando parte del Imperio Ruso, no fue nada raro entre los suecoparlantes que empezaron a tomar nombres familiares el latinizarlos de esta manera, sugiriendo así una ascendencia de mayor estatus al real, como fue el caso del abuelo del compositor. No era tampoco extraño que, hasta que los periodistas indagaron más allá de los recuerdos familiares, el propio compositor creyera que sus propia genealogía era de gran porte, incluso remontándose a la nobleza o la caballería sueca que conquistó a las tribus finlandesas.


En el 50 aniversario del músico, el genealogista Otto Andersson publicó un estudio en "Tinding för Musik", en la que por primera vez se hablaba Matts Mårtensson, señalando los orígenes netamente suecos del compositor, remontándolos en efecto a la metrópoli. Por el lado de la madre del músico, Maria Borg, había mayor etnicidad finesa, pero Andersson se centró más en la genealogía paterna (lo cual revela visiblemente un sesgo pro-sueco). El genio nórdico previó que se seguiría hurgando en su árbol familiar, sobre todo la facción más pro-finesa de la sociedad, hecho que desde luego le disgustaba en grado sumo.

Y en efecto, unas semanas después Granit-Ilmoniemi, con el apoyo del suegro de su hija Eva, K. A. Paloheimo, publicó un nuevo estudio en el que desvelaba el origen remoto de Mårtensson, que no provenía de antepasados de Suecia, sino de campesinos de la propia zona. El músico creía que su bisabuelo ya llevaba su apellido, pero Granit-Ilmoniemi probó con un archivo eclesiástico la referencia a un "campesino Johan Sibbe de Lappträsk [Lapinjärvi en sueco]". 

Esto provocó una batalla dialéctica entre los defensores de la posibilidad, en principio más lógica, de un Matts Mårtensson suecoparlante, y los que defendían que tanto su población natal Artjärvi como Lapinjärvi, donde residió la mayor parte de su vida, eran de habla finesa, y que los mismos registros de sus nombre en lengua sueca sólo obedecerían a la oficialidad del sueco como lengua administrativa. Lo que es seguro es que el primer Johan Sibelius ya sólo hablaba sueco, como sus descendientes hasta que el propio Janne Sibelius ingresara en el pionero Normaalilyseo de Hämeenlinna.

Días más tarde a este estudio, el periódico "Uusi Suometar" publicaba más información sobre la familia materna del compositor, incidiendo por el contrario en la sangre sueco-finlandesa. 

Pero además de la batalla identitaria, al músico le defraudó profundamente la revelación de  unos orígenes mucho más humildes de lo que siempre había creído: "una cuarta parte de mis ancestros son campesinos. Me es difícil mantener el equilibrio" (anotación en su diario, 2 de febrero de 1916).

Y es que Jean Sibelius siempre tuvo una actitud de cierta atracción por lo aristocrático, una actitud vital que intenta alejar de sí todo lo considerable como "vulgar", en la que veía lo popular  sólo como ideal, bajo una visión idílica y mítica. Pero a pesar de que esta posición y su propia filiación (al menos la más reciente, como probaron esos estudios) en teoría lo acercaban inexorablemente al mundo más conservador y de cierta germanofilia del svecoman, sin embargo su propia estética se distanció siempre de ese ambiente, ajeno al wagnerianismo de su maestro Wegelius, y acercándose más bien a la reivindicación del "Kalevala" y al karelianismo, de la Finlandia ancestral y mitológica. Revelaba sin ser consciente de ello esos orígenes mucho más arraigados en la Finlandia más profunda - y ciertamente campesina - de lo que él mismo hubiera creído.

Pasapaporte de Jean Sibelius, 1924

Las polémicas entre los que defendían un Sibelius de estirpe más sueca o más finesa no se calmaron con los años, en realidad se incrementaron en la misma medida en la que ese choque de identidades volvió a primer plano con la independencia y la nueva legislación de la nación. Se reclamaba un Sibelius siempre suecofinés o un hijo del Kalevala perdido sólo recientemente... Incluso se llegaba a ironizar con el tema: "un cuarto de Sibelius era finés; y si otro antecedente finés pudiera encontrarse, entonces tendremos la mitad de él... y antes de que sepáis dónde estáis, ¡será nuestro!" se leerá en el "Helsingin Sanomat"

Aún en 1920 en Granit-Ilmoniemi encontraba un antepasado más remoto, un carpintero llamado Ojanen (de la zona de Oja-Pekkala)... Para el compositor era un suplicio la vuelta al tema, y más para seguir señalando que sus fantasías aristocráticas eran sólo sueños."¡Por qué preocuparse de lo que fue o ha sido hace 200 años!"

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Una copia autografiada y dedicada en inglés al alcalde de Nueva York de la partitura, en versión pianística, de Finlandia opus 26

Jean Sibelius, con todas esas contradicciones en el fondo revelaba las contradicciones de la identidad de un pueblo que empezaba a despertar. Y al hacerlo así, con sus disonancias y consonancias, con sus modos tonalidades europeas y sus modos ancestrales, se convertiría entonces, y hasta ahora, en el símbolo musical de la propia Finlandia. ¿Porque quién, a estas alturas, puede dudar que un nombre "extraño" al finés como el de Jean Sibelius es indeleblemente la voz misma del país de los mil lagos?

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