viernes, 22 de junio de 2012

Biografía (24): La Hija de Pohjola y El festín de Belshazzar (1906)


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Tras pasar unos días más en París, a principios de febrero de 1906 Jean Sibelius volvía a Finlandia, no sin antes haber pasado por Berlín para cerrar tratos con Breikopf & Härtel. A su vuelta se encontró a varios de sus amigos apoyando a los revolucionarios rusos. Incluso el músico, junto con su mujer y su cuñado Eero Järnefelt recibieron en Järvenpää a Maxim Gorky, a la sazón oculto en Finlandia.  No obstante el propio Sibelius no pareció mucho implicarse en maniobras políticas, un gesto constante en su vida.

En marzo escribe a Carpelan sobre su trabajo en una sinfonía. En 1904 había comenzado los primeros apuntes de la que sería su Tercera Sinfonía, sin embargo parece que no había ido más allá. Es más probable que estuviera pensando en transformar Luonnotar en una sinfonía, una de las muchas dudas que asaltarían al compositor en torno a esta obra.

En todo caso pudo simultanear e trabajo con "Pan y Eco", una breve orquestal creada en principio para acompañar a un tableau vivant: "se ve a Pan y Eco sobre una colina, mirando a las ninfas danzando en el valle". El tableau era parte de un festival de lotería celebrado en el Seurahuone de Helsinki el 24 de mazo, con el propio autor dirigiendo a la Sociedad Filarmónica. La pieza sería posteriormente publicada con el número de opus 53, y con el subtítulo de "intermedio-danza nº3" (los otros dos "intermedios" aún tendrán que venir). La partitura no ha sido muy conocida, sin embargo se trata de una pieza notable, evocadora de la Antigüedad de una manera muy sensual, casi francesa, con sus toques de percusión y el colorido de los vientos.

 "Pan errante", del ilustrador norteamericano Maxfield Parrish (1870 - 1966)
El 12 de marzo se había producido el estreno finlandés del Concierto para violín, que recibió críticas de todo tipo, lo que contribuyó a suspender la extraordinaria obra en un limbo del que tardaría tres décadas en despertar. 

El día 22 de ese mismo mes moría Martin Wegelius, el viejo profesor de Sibelius y de toda una generación de músicos, cuya fama había saltado más allá de las fronteras de Finlandia.  Wegelius había sido un activo wagneriano (y difusor también de la música de Richard Strauss y Mahler), y desde el rechazo al genio de Bayreuth de nuestro compositor, Sibelius se había distanciado en gran medida de su gran mentor. No obstante, no dudó un momento en rendirle el merecido homenaje, y durante sus funerales dirigió en su memoria la Elegía de Rey Christian II

La primavera iba a traer los festejos del centenario de Johan Snellman (1806-1881), un influente filósofo y político esencial para la identidad de Finlandia, en especial para la lengua finesa. Como parte de las celebraciones del centenario, el mismo 12 de mayo, Sibelius estrenó "Vapautettu kuningatar" ("La reina cautiva") opus 48, una cantata sobre un poema de Paavo Cajander que el escritor había dedicado a Snellman en su 75 aniversario.

Johann Snellman

La balada narraba la liberación de un joven héroe de una reina prisionera, una clara alegoría a la dominación rusa. La música es viva y solemne, verdaderamente brillante. 

 En junio nuestro compositor recibía una mala noticia: para confirmar viejos presagios la salud mental de su hermana Linda tornó insostenible, y tuvo que permanecer a partir de entonces en una institución, de la que sólo pudo salir en contadas ocasiones. El compositor abordó el problema, que sin duda le causaba un terrible dolor, evitando hablar y pensar sobre el tema.

Luonnotar debía estar muy avanzada (el manuscrito HUL 0163 da buena cuenta de ello) cuando Sibelius decide, según el musicólogo Timo Virtanen "recomponer la casi completa composición, readaptar el diseño formal y tonal, y omitir material que debió parecerle intrínsecamente valioso" (material que reaprovechó en alguna obra posterior). No sólo decide dar un giro a la composición en sí, sino también al tema, otra historia del Kalevala completamente distinta, la que llevó a Väinämönen a Pohjola para intentar conquistar a la hermosa Hija del Norte, y su posterior fracaso. El tema de Luonnotar sería retomado años más tarde con un formato muy distinto.

El título propuesto por el autor, "Wäinämöinen" (la antigua grafía del nombre) fue vista por el editor, Lienau, incomprensible para el público fuera de Finlandia, y le propuso dos alternativas: "L'aventure d'un héros" ("La aventura de un héroe", en francés) o "La Hija de Pohjola", nombre este último que escogió finalmente el músico. 

La pieza, definida ahora como "fantasía sinfónica" (y publicada con el número de opus 49) fue relaborada como dijimos a partir de Luonnotar en aquel verano, dejándonos como resultado uno de los mejores poemas sinfónicos de Sibelius y por tanto una de sus obras maestras, con un brillante trabajo temático, unos temas en sí memorables y un colorido orquestal excepcional, con timbres  realmente únicos.

También para Lienau fueron enviados las Seis canciones opus 50, compuestas en agosto, y todas ellas con textos en alemán de variada calidad. Lo cierto es que buscó una oportunidad más publicitaria que artística, y este grupo de lieder no se encuentra entre lo más brillante de sus obras en este género, aunque la tercera "Im Feld ein Mädchen singt" ("En el campo canta una muchacha") y "Die stille Stadt" ("La ciudad silenciosa") con su colorido atmosférico destacan muy por encima del resto. Otra canción en alemán, aunque no relacionada con estas, fue completada en octubre: "Erloschen" ("Extinguido") JS.74.

Durante el otoño el genio nórdico estuvo bien ocupado con un nuevo encargo del Teatro Sueco: la música incidental para "El festín de Belshazzar" (JS.48) de su amigo Hjalmar Procopé, una obra basada libremente en una historia bíblica (Daniel 5). Fueron 10 los números que Sibelius escribiera para esta obra, algunos de ellos repeticiones. 

En esta obra nuestro músico pudo dar rienda suelta a la fantasía orientalista tan de la época, y donde logra situarse a mitad de la camino entre lo tópico y lo realista. La partitura, sin ser de las mejores del autor en este género, sí constituye un aporte brillante (que ha superado con mucho la obra, ya olvidada), en especial con la suite orquestal preparada después del estreno (4 de noviembre). Destacamos los dos movimientos lentos, el Nocturno y la Canción de la muchacha judía, llenos de una anhelante belleza, en especial la Canción, realmente extraordinaria. 

Tras el estreno la obra fue bien recibida, sobre todo por la música de Sibelius y el exotismo del drama. Una caricatura del momento muestra a Procopé en manos del músico, y es que sin duda la calidad de la partitura superó un previsible fiasco teatral.

A finales de año encontramos al compositor en un nueva gira, esta vez en un ámbito más cercano, en las ciudades finlandesas de Oulu, Vaasa y Viipuri (actualmente Vyborg, perteneciente a la Federación Rusa). Para esos conciertos realizó un arreglo de dos piezas de "Kuolema" (música incidental escrita en 1904), adaptados brillantemente como "Escena con grullas" opus 44 nº2, una pequeña pieza de gran belleza y que no es rara como "bis" de muchos conciertos del autor en la actualidad. Otra pieza, "Grevinnans konterfej" ("El retrato de la condesa") JS.88, un corto melodrama instrumentado para cuerda, data también de esos días.

El paso siguiente de esa pequeña gira fue nada menos que San Petersburgo. A pesar de las tensiones políticas entre el Imperio y su pequeño ducado finlandés, la cultura rusa permanecía ajena al conflicto, y los intercambios seguían siendo frecuentes. Alexander Siloti (primo de Rachmaninov y un activísimo propagador musical de nuevos compositores) invitó al finlandés a dirigir sus obras en el célebre Teatro Mariinsky (compartiendo programa con obraa de Ysaÿe), recibiendo una cálida acogida.

 Alexandr Siloti (1863 - 1945)

El 29 de diciembre Sibelius dirigió El retorno al hogar de Lemminkäinen y el estreno absoluto de La hija de Pohjola con la orquesta del Teatro, que era de primer nivel. Las obras fueron muy aplaudidas, y la crítica local las acogió muy positivamente, afirmando que el autor era "excepcionalmente talentoso e imaginativo" (diario "Russ").

Tras el concierto nuestro músico regresaría a casa para acoger el nuevo año.

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